Capítulo 28. La magia existe

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Durante los últimos dos días en Amsterdam estuve intentando mitigar mi angustia y colocar en un estante oculto de mi mente las palabras de Eneas. Su declaración había sido excesivamente disruptiva.

La búsqueda desesperada de un Diego desparecido como polvo, el reencuentro con mi pasado y las tragedias que vivimos formaban parte del combo cotidiano de mi existencia. Me enfoqué en el trabajo y en el celular, como si fuera mi único contacto con la humanidad circundante. Logré hacerlo con bastante pericia al escribir la nota para entregar en la revista, a pesar de convivir con la insistencia de los padres de Diego en que me volviera cuanto antes a casa.

El estado físico en el que me veían los asustaba. Parecía un ser al borde de otro mundo, un espectro. Lucía la piel transparente, la palidez funeraria dejaba traslucir venas y ojeras de no dormir. Para colmo, me la pasaba vomitando casi todo el día. Había llegado a convencerme de que los nervios me convertirían en una auténtica anoréxica.

Le envié mensajes a Kitty para distraerme, tenía muchas preguntas pendientes. Le pregunté cómo veía al amor, cuando ya que no necesitaba pender de la opinión de otros para existir. Ahora que se había hecho una marca a partir de su arte y no dependía adictivamente de su propia imagen para captar la atención.

Su respuesta me impactó. Éste fue nuestro chat:

Kitty: La verdad es que tengo que agradecerte casi todo lo que me pasó, tenías razón.

Me empujaste a abrir los ojos y soltar cadenas

Me encontré a mí

Azul:  Es demasiado lo que me decis pero me alegro al menos de haber logrado que alguien se sienta así, cuando no lo logro para mí misma ni un 10% ....

Kitty: Tomé las riendas de mi destino y soy feliz, ¿qué más puedo pedir?

Y el amor tiene que ver,

Me di cuenta que en el camino había perdido al amor de mi vida y tomé la valentía de recuperarla.

Azul: Ohh, menudo peregrinaje,

Otra Kitty, definitivamente

Me alegra

me pica la periodista....

Se puede saber quién es ese amor

Kitty: Claro...¡Nina, tu amiga!

Por eso te digo que casi te debo todo.

Azul: Me dejaste sin palabras

Ojalá salga todo como lo esperabas

Es esperanzadora tu historia

Dejé el celular a un lado, mientras observé la manzana que había sobre la mesa. Era lo único que me apetecía comer últimamente.

Sentí una pequeña satisfacción en el medio de tanta tristeza, la de haber contribuido a que otros encontraran el amor. Que dos seres tan distintos, pero tan desapegados de las emociones profundas, como lo eran Nina y Kitty creyeran en él, era una esperanza enorme.

Me hice un rodete bien alto y me recosté sobre la cama mordisqueando un trozo pero nuevamente me sentí nauseabunda.

Observé correr por la ventana uno de los canales de la ciudad con una expectativa sin nombre, quería encontrar respuestas allí, sentía que aquellos canales me la debían. No podían habérselo tragado a Diego, habiéndome dejado todas sus cosas menos su cuerpo, porque su alma seguía aquí. Lo sabía, lo sentía.

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