Nerea - Primera Parte
Era un nuevo día, me levanté de la cama con mucha energía, no sabía muy bien porqué me sentía así de bien, pero estaba feliz. Me vestí mientras escuchaba mi música y bailaba sin parar y finalmente fui hacia el colegio.
Había estado muy distraída por el camino así que llegué tarde, como de costumbre entré en clase la última y todos se me quedaron mirando, todos excepto Joonie. Al finalizar las clases fui a comer a un banco que había al lado del instituto, donde apareció Joonie por detrás y me asustó.
—¡Joder Joonie! ¿Tú estás tonto o que te pasa? Casi me tiras toda la comida por encima.
Entonces Joonie empezó a reírse a carcajadas como si mi cara de un chiste se tratase.
—¿Puedes parar de reírte y decirme que coño te pasa?
—¿Acaso te has visto la cara? —dijo entre carcajadas. —¡Pareces una diva de esas del reality de RuPaul!
—Pero...¿qué dices Joonie?
Así que sin entender nada me miré en la cámara de mi móvil y antes de poder decir nada empecé a reírme yo también, no sabía muy bien que era eso de RuPaul, pero mi cara llena de tomate era ridículamente graciosa.
Pareció que nos riéramos durante horas, pero al final paramos y no tuve más remedio de invitar a Joonie a sentarse y pasar el rato juntos, como si los echos del día anterior no hubieran sucedido. Estuvimos tanto tiempo hablando que empezó a anochecer y Joonie quiso acompañarme hasta mi entrenamiento de piscina.
Mientras íbamos de camino al gimnasio...
—Sabes Nerea, hay veces que me pongo a pensar, ¿te acuerdas cuándo eramos pequeños e íbamos juntos a esa panadería que vendía esos bollos de canela tan ricos? A ti te encantaban y siempre se te llenaba la punta de la nariz de canela. Siempre pienso en recuerdos así, y la verdad es que todos los momentos que he pasado contigo, son mis mayores recuerdos y los más felices que guardo en el interior de mi corazón. Quizás pienses que es una tontería pensar en estas cosas, pero mi vida no es perfecta, como la de cualquier persona, pero tú... la haces un poquito más amena y haces que de esos pequeños momentos que te da la vida se conviertan en momentos que jamás podré olvidar.
Me quedé paralizada al oír lo que Joonie me acababa de decir, nos quedamos quieto, en medio de la acera, sin decir nada, solo nosotros, mirándonos. Joonie bajó su cabeza para mirar mi mano, la cuál cogió suavemente, entonces volvió a mirarme a los ojos y sonrió. Pasados unos segundos puso su otra mano en mi nuca y mientras acariciaba suavemente mi pelo empezó a acercar sus labios lentamente. En esos pocos segundos antes de que pasara lo inevitable, mi cerebro empezó a pensar en todo lo que Joonie acababa de decir y simplemente hice lo que mi corazón me pidió en ese instante.
—Joonie, tú y yo nos conocemos de hace meses, nunca hemos ido a esa panadería juntos.
Joonie soltó mi mano y se apartó unos centímetros de mí.
—...Lo sé, solo quería decir que, tú me haces sentir cosas que nunca antes había sentido, y a veces pienso lo que hubiera pasado si nos hubiéramos conocido antes, son solo simples recuerdos que invento... como un juego. Pero tranquila, es solo una tontería, solo olvídalo, nos vemos el lunes.
Joonie se despidió y se fue hacia su casa con la mirada baja, obviamente parecía que le pasase algo, pero, ¿quién era yo para juzgarlo? Simplemente entré en el gimnasio y fui a ponerme el bañador. Tuve que entrenar yo sola porque las demás ya se habían ido debido a lo tarde que era, ni siquiera se había quedado el entrenador, así que estuve sola, aunque la mayoría del tiempo fue pensando en todo lo que había dicho Joonie, verdad o no, había sido demasiado bonito para ser verdad. Era como que para que alguien dijese eso de ti, tenias que ser literalmente un ángel, y precisamente yo no lo era, así que no entendía que el hubiera dicho eso sobre mí.
Seguí entrenando todo lo que pude y luego me fui a casa.
Joonie - Segunda Parte
(Narra Joonie)
Me sentía estúpido después de decirle todo eso a Nerea, no sabía porque lo había hecho, simplemente que en ese momento me vino el recuerdo de los bollos de canela y lo asocié con ella, sin pensar en como podría afectar eso a nuestra relación. Al menos ahora parecía que ya no estaba enfadada conmigo por la conversación de la noche anterior y eso me alegraba. Era mi única amiga en ese pueblo y lo último que quería era perderla.
Di un par de vueltas alrededor de mi casa para perder tiempo, últimamente lo hacía mucho para tener que pasar el mínimo tiempo posible allí dentro. Aunque Nerea no supiera nada, mis situación en casa no era muy buena, mi padre pegaba a mi madre, y yo como un cobarde en vez de plantarle cara, lo que hacía era quedarme fuera de casa dando vueltas para no ver como agredía a mi madre, simplemente ver sus golpes y hacer ver que no había pasado nada. Como cada día, entré en casa cuando ya era tarde, mi padre ya estaba durmiendo, así que fui a ver a mi madre, estaba en la cocina lavando los platos, estaba de espaldas y pude apreciar un par de moratones en sus piernas. Al oírme entrar en la cocina se dio la vuelta y entonces vi como me daba la bienvenida a casa entre lagrimas que le caían desde sus ojos hasta los moratones de sus heridas de las mejillas.
—Mamá... lo siento mucho, ¿te encuentras bien?
*Secándose las lágrimas*
—Tranquilo hijo, ya sabes como es tu madre, fuerte y luchadora, ¿tú crees que va a venirse abajo por unos simples arañazos? Va, no pasa nada, ve a la cama que es muy tarde, yo termino esto y voy directa.
Mi madre me abrazó con mucha fuerza y sin dejarme decir nada me dio un beso y me volvió a decir que fuera a dormir. Le hice caso y me dirigí y mi habitación, antes de cerrar la puerta me giré y miré a mi madre.
—Joonie... te prometo que saldremos de esta cariño, te lo prometo.
Me sequé las lágrimas de los ojos y cerré la puerta de mi cuarto. Vi que en mi escritorio había una bolsa, me acerqué y saqué de dentro unos bollos de canela. Al lado de la bolsa había una nota que ponía:
—Esta mañana he ido a hacer unas compras a la ciudad, he pasado por delante de esa panadería a la que tanto te gustaba de pequeño y te he comprado un par de bollitos de canela. Te quiere, mamá. —
Estuve gran parte del tiempo dando vueltas entre mis sábanas pensando en todo lo que me había pasado ese día. No podía pegar ojo, así que me puse a ver cosas en mi móvil, entonces topé con el contacto de Jin, el chico con el que iba a la panadería a comer los bollos de canela, empecé a recordar viejos momentos de mi infancia y decidí enviarle un mensaje para volver a saber de él.
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365 A TÚ LADO | Namjoon |
FanficNerea es una chica alegre y apasionada, que junto a Joonie a su lado descubrirá todas las sorpresas que le depara la adolescencia y así sus propias experiencias personales le harán fortalecer su personalidad y descubrir nuevos sentimientos que afl...