Manzana de la discordia

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No tengo muchos recuerdos de mi niñez, tal vez se deba a que me esforcé en ocultarlos de mi misma o porque ahora, con 28 años, he acumulado más y mejores recuerdos que valen mayormente la pena conservar.

Sin embargo tengo un recuerdo de aquellos días, tan fresco, que al verme al espejo me desoriento del tiempo.

Esa mujer, mi madre, me tomaba de la mano al caminar entre pasillos de frutas. Pero no pensaba en cuál de esas sería la próxima que llenase mi boca con su sabor, no, yo no dejaba de darle vueltas a todas esas pequeñas frutas que tuvieron la desdicha de no aparentar exquisitez y que en ese momento solo se hallaban arrumbadas en un fragmento de suelo. Mientras escuchaba a lo lejos a un niño llorar por un dulce yo reprimía las lágrimas al pensar en lo mal que se deberían de sentir todos esos pobres duraznos, las lastimosas fresas y demás.

Solas. Abandonadas.

Y justo ahora no puedo evitar comparar aquel inocente pensamiento con el que en ese entonces era la situación de mi vida.

Con mi madre como una fresa madura, abandonada en un triste lugar junto al pequeño retoño de fresa que maduraba junto a ella y que no comprendía porque había sido arrojada lejos del resto. Y conmigo como la porción de fruta que siquiera pudo encajar con las desechadas y terminó más lejos de estás. Con tierra en mis pies y curiosamente una chamarra roja cubriéndome los hombros y parte de las piernas.

Vaya. Si lo expreso de esta manera mis analogías podían perder peso al momento de ser leídas. ¿Metáforas frutales? Lo siento literatura poética, pero estoy cansada de leer chicos comprando su vida con un juego de ajedrez, chicas asemejándose a lejanos cuerpos celestes y hombres de oficio con doctorados tratando de aferrarse al contextual sentido de lo figurativo.

"Por mucho tiempo me sentí la manzana de la discordia."

Ya saben ¿La historia de Adán y Eva? Un hombre y una mujer cuyo único deber era mantener su moral a raya de una estúpida manzana y aun así terminaron por joder todo. Vamos, qué si eso pasó en el "inicio de los tiempos", los seguidores de cualquier fe relacionada a dicho Dios debieron pensar que el ser humano no podría con las demás tentaciones terrenales después de aquello ¡¿Se imaginan que ahora probaran una sandía?! Demonios, que si el jefe de arriba se enfureció tanto por una manzana dejando incluso que dos hermanos se enfrentaran a muerte, no quiero imaginar su reacción ante una falta de ahora mayor proporción. ¡Perdónanos señor por el pecado original que se nos transmitió desde el génesis!

Ahora, habiendo aclarado el origen de dicha frase y mi percepción de esta, podrán darse una idea más clara de lo que intento plantear.

Después de adentrarme a la fe católica por cuestiones familiares, pude asegurar aquello. De eso más de 15 años que siento mi existir como aquella manzana que no trajo más que desgracia a quienes le rodeaban. Vaya... pensándolo mejor ahora, si Dios tenía el conocimiento que algo así de complejo podría ser el detonante a mayores males ¿Por qué hacerlo? Vale, entiendo, querer poner a prueba y demostrar que tanto podía salir mal si se le salía de las manos, entiendo esa idea, pero dígame señor de los cielos ¿Valió la pena el riesgo?

Retomando, desde mi expuesto sentido de existir era así, la pequeña semilla de la desdicha que al gestarse en vientre y sin sentido del bien o del mal era rechazada hasta la ahora ya casi roja y madura manzana que seguía siendo el núcleo de actos repudiables.

Sin embargo, me tranquiliza pensar que todos nos hemos sentido así alguna vez, no tan exactamente con esas palabras pero con el mismo empático sentir. Al menos las personas con las que tuve el placer de cruzar palabras parecían tener ese sentimiento oculto entre ellos, como un anagrama, un acertijo.

Al final, me atrevo a decir que todos nos hemos identificado con ello, ya sea con nosotros mismos, cualquier otro ser de importancia en nuestra vida o simplemente con el mundo en general.

La verdadera cuestión aquí es... ¿Realmente lo somos?

−Ana Banana

Entre cuentos y estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora