Para muchos nunca fui alguien comprensible.
Tenía un peculiar interés (por no decir obsesión) hacía hallar respuestas a todo.
Entre mis más grandes interrogantes, cuya incertidumbre parecía no tener fin, eran luna y la muerte.
Cuando era muy joven, casi a la increíble y sorprendente edad de 7 años, al ver a uno de mis tantos seres amados siendo sepultado en cientos de asquerosa tierra pensé ¿Por qué hacerlo? ¿Por qué hacerle algo tan mezquino a quien se supone es la razón de las lágrimas de muchos ahora mismo? No lo comprendía, yo lloraba por supuesto, suplicando que lo sacaran de ese agujero y volviera a casa.
La tan llamada "muerte" no me fue ajena desde entonces, siendo algo que me hacía llegar a pensar incluso en todos los eufemismos que la componen.
"Nuestra señora es y siempre será la muerte" leí una vez, y no puedo dejar de pensar la profundidad de esas palabras que llegaban a hacerme pensar que la muerte era una deidad más compleja que el resto.
« La muerte es tan efímera como descubrir cuando la entiendes. »
Piénsenlo. Realmente es algo que sabemos existe, de lo que se tiene pruebas, hechos, y demás evidencias que apuntan a su relevancia, a su poder. Algo qué escapa de nuestras manos por completo, algo que ni el mismísimo rey de los judíos pudo evitar.
Existen (o al menos así lo expresan) diversas formas de morir. "Estás muerta para mí, Celeste" me repetía mi madre incesantemente, pero no lo estaba, al menos así lo sentía yo, tal vez era su forma de expresar su desinterés por mí. También decimos "eso es asunto muerto" cuando se quiere transmitir el deseo de dejar atrás cierto tema. Ah, casi me siento mal por todos los que se esforzaron en crear un lenguaje, todo para que llegáramos nosotros a hacer un coloquial uso de por lo que tanto trabajaron.
La religión invita a creer en diversos escenarios donde la vida después de la muerte existe, pero no me agradaba la idea de un cielo o infierno. No creo en un lugar donde me castigaran por mis errores, pecados inclusive, pues todos hemos caído ante ellos ¿cuantas personas habrá en el cielo entonces? ¿3? Además ¿Qué clase ser perfecto con complejos de superioridad y megalomanía debería tener poder sobre mí?
Y la ciencia no me dio esta vez una respuesta completa.
En palabras profesionales, morir se considera el fin de las funciones cerebrales, un punto sin retorno para el cuerpo. Según expertos; "el concepto de eternidad mental no es más que un simple producto de la inspiración religiosa, más que una zona de confort emocional, es una función natural del hipotálamo a buscar respuestas por medio de causa y efecto." Aquello me fue tan vulgar, frío, tan cruel... Incluso la "razón y lógica" parecía ponerse en contra de lo que para mí era una ligera idea del post mortem.
Pues bien. Morir es el fin de un cuerpo, pero descubrir a donde se va todo psique humano aún es un dogma inaccesible a la razón.
Nadie sabe cómo es la muerte, que pasa después de ella... quizás por ello me resulta tan inquietante. Atractiva. Sensual.
Tal vez nadie la conoce realmente, tal vez no hay nada que conocer. ¿De verdad hay una luz al final del túnel? ¿En verdad sientes que flotas? ¿Tu vida se refleja como una película a alta velocidad? ¿Cielo o infierno? ¿Reencarnación? ¿Purgatorio? ¿Limbo? ¿Inframundo? ¿Valhala?
« La realidad es un salón de espejos. »
Honestamente, habiendo analizado a profundidad por años la muerte y todo lo que esta conlleva, no me sentía por completo conforme con ninguno de estos ideales.
No creo en que este jodido mundo sea el fin de la esencia espiritual.
Tampoco tengo un ideal cien por ciento definido, pero creo con toda mi existencia que este mundo no es todo lo que hay. Creo que existe un lugar donde puedes vivir en una eternidad donde la percepción de un nuevo "todo" te abre los ojos a lo metafísico.
No sé qué lugar será ese. Tampoco si mi abuela estará allí para recibirme.
No sé si estará rodeado de miles de rosas ni de celestiales seres que ofrezcan vino y pan.
No se siquiera si habrá alguien más allá de mí.
Pero me abstengo completamente de tener miedo de ello.
Ya no tendré más miedo.
Porque si algo aprendí aquí y con luna, fue que no todo tiene una explicación o que no todo lo real es visible.
Y es que lo nuestro era como ciencia ficción.
Lo nuestro fue, es y será por siempre fe...
Esperanza.
Infinidad.
Misterio.
Alegoría.
Pasión.
Eternidad.
Amor.
En nosotras vive lo inefable.
Pues lo nuestro nunca fue un "hasta que la muerte nos separe", lo nuestro perdurara en la memoria del tiempo y de todo lo incomprensible.
Ah, mi amor ¿Por qué jugamos así con los herejes?
Mi pequeña niña traviesa.
« La muerte, como el amor, es una dulce marea que te hace flotar, o te hunde. »
Mi viaje en este mar de mortalidad sin luna me hundía poco a poco.
Pues sin ella, siendo la barca que me mantenía suspendida del vacío, he perdido dirección. Rumbo.
Mi brújula apunta a una sola dirección...
El capitán se hunde con su nave.
Tal vez a donde vaya encuentre respuestas a mis demás cuestionamientos, no lo sé con certeza, pero al menos podre perseguir una de ellas y resolver otra.
Y lamento si dejo muchos espacios en blanco, pero no puedo seguir escribiendo más si tengo a mano un boleto de ida y sin retorno a mi luna.
¿Saben? Quiero despedirme de quienes llegasen a leer esto. Y espero me disculpen, pero mi despistes ya la hizo esperar lo suficiente.
Ah... mi amor. Mi luna.
Hasta que el conceptual existencialismo nos separe...
« Y si alguno de ustedes nos ve.
No tema acercarse.
Porque tenemos muchas historias que contar. »
−Celeste
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In memoriam.
Estratto del diario.
Celeste Lambert, 4 novembre, Firenze, Italia.
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Entre cuentos y estrellas
Ficción GeneralDonde las inseguridades se vuelven versos. Los celos son ciencia ficción. Y el amor sin poesía es un grito a la agonía. « Pensamientos tontos y sin sentido de una niña de la luna para el chico de las estrellas. »