Capítulo 2

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[L a  e s e n c i a  d e l  a l m a]

Era mágico. La chica de cabello rubio miraba al cielo encantada, el paisaje era hermoso, a su alrededor había flores que le rozaban los muslos, era de noche y ella miraba una sola estrella, al parecer la más brillante, o así lo quizo interpretar el pintor. La estrella, una sola estrella que ella observaba; cuando a su alrededor era igual o mejor que una estrella. El mensaje era ese; que ella miraba la estrella intentando tocarla, ya que su mano se estiraba hacía arriba y es que sabía que era prohibido tocarla pero no apreciarla, y no importaba más que ver una estrella brillante, ¿acaso nadie se pregunta qué es una estrella?, ¿qué hay más allá de una estrella?, ¿alguien de otro planeta está ahí y nos puede observar?

—¡Hey!—desperté de mi asombro con el grito de Giordana.

La miré desorientada y después le sonreí débilmente para susurrarle una disculpa.

—¿Acaso intentas averiguar si hay algún tipo de laberinto atrás del cuadro?—me preguntó la castaña frunciendo el ceño y mirando el cuadro con asombro.

—Nada de eso, y sé perfectamente que odias estar aquí, aunque no lo entiendo. Miro todo con fascinación por que me encanta, ¿acaso no miras los mensajes detrás de la pintura? Es asombroso, el abstracto es lo mejor, como ejemplo: un problema en la vida real; el saber de algo detrás de un...—Miré a mi alrededor queriendo explicar que era mi lugar para explicarlo todo, un mundo por conocer, cuando Giordana...

—Mierda Adriee, cállate—Giordana apretó fuertemente los ojos.

—Malas palabras...—le advertí.

—Cálmate. Pero Adriee, esto es tan dah, aburrido. Colores, formas, puntos—señaló—señas, cosas locas sin forma, es más divertido meter mi cabeza entre mi almohada y mi cama, oh si, es mejor eso...—sonrió mientras unía sus manos y las ponía a un costado de su cabeza simulando dormir.

—¿Eh? Dormir lo haces en la noche, y debes tener ocho horas para dormir, y descansar. Sabías que he notado tus ojeras que no son muy lindas en tu bello rostro, y eso me dice en una perfecta forma de que no duermes, además de qué venías durmiendo en la limusina, note también...—fui interrumpida abruptamente por la voz de la maestra.

—Señoritas, la hora de irnos a llegado, avancen por favor—señaló un pasillo.

—Por supuesto—le sonreí agradecida, mientras tomaba la mano de Giordana y avanzábamos a la salida. Y después pensé que era muy triste dejar ese lugar tan especial, pero después pensé que podría venir en otra ocasión y estar todo el tiempo que desee.

Miré a Giordana imaginando que se preparaba para su siesta en la limusina. La miré unos segundos más y pensé lo diferente que éramos, no me gustaba decir malas palabras, y para ella era parte de su vocabulario, amaba el arte, a ella le parecía aburrido, me gustaba ser respetable, y ella era todo lo contrario; maleducada, grosera, testaruda, pero a pesar de eso, las grandes diferencias que compartíamos eran las que más nos unían, nos gustaba estar juntas. Aunque si me ponía a pensarlo mejor nuestras vidas eran tan iguales que cualquier cosa.

Tengo 17 años, vivo en Italia, mi padre es Leonardo Marchetti; el empresario y diseñador más conocido en Italia, diseña los automóviles de lujo más caro de Italia, o incluso del mundo, comprados por gente famosa, políticos, presidentes, entre otros; mi padre goza de varías empresas en todo el mundo, y gracias a eso es uno de los más billonarios; según Forbes.

Él es más que un chico malo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora