¶Capítulo 3| Í

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Libro de las Almas:

4:1: Podrán luchar mil veces contra esos demonios terrenales que vagan en busca del alma de algún incauto. Pero jamás podrán luchar contra ese demonio interno que todos tienen y que hace sacar lo peor de sí mismos...

Príncipe demonio.


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En las horas posteriores a haber llegado y hablado con mamá, me duché y me recosté en la cama dispuesta a ver una serie de televisión, pero no duré mucho tiempo ya que pronto me quedé dormida

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En las horas posteriores a haber llegado y hablado con mamá, me duché y me recosté en la cama dispuesta a ver una serie de televisión, pero no duré mucho tiempo ya que pronto me quedé dormida.

Me desperté a eso de las nueve de la noche con mucha hambre. Estiré mis piernas y bajé con la intención de prepararme un rico y delicioso sándwich de jamón con queso junto a un chocolate caliente, lo cual no tardé mucho en devorar una vez estuvo listo. En el instante en que guardaba las cosas en su respectivo lugar sonó el timbre de la puerta avisándome que mi grano en el culo había llegado.

-¡Está abierto, Harry! -grité desde mi posición en el mesón de la cocina.

Al momento la puerta principal sonó y se abrió, dejó ver a mi mejor amigo con una caja de pizza y su mejor pose de diva empoderada -que jamás quitaba, por cierto-.

Llevaba puesto un ridículo pantalón de dormir rosa que le quedaba algo suelto y una camisa de I love me color negro con unas vans de igual color. Le di un escaneo de arriba abajo, aguantándome la risa.

-¿Te dejaron entrar con eso a la pizzería? -señalé su atuendo con una mueca.

Harry tenía toda la vida siendo mi mejor amigo, y no exagero cuando digo toda la vida. Mamá y su madre, la señora Marie, se conocieron en el momento en que nos estaban trayendo al mundo en el hospital: misma habitación, mismos padres tratando de calmar esas dragonas en proceso de parto.

Cada vez que mi madre y su madre se reunían, no podían evitar hablar del tema de forma cómica, en especial del recuerdo de ellas amenazando al pobre
doctor con cortarle los testículos si seguía diciendo que respirarsen y se calmaran.

Harry se acercó caminando y dejó y dejó las cajas a mi lado. Lucía ofendido por mi mofa hacia su atuendo. Le saqué la lengua y abrí una de sus cajas
para tomar una porción de pizza, deleitándome con ese exquisito olor a quesito derretido.

A pesar de que ya había comido tenía hambre, así que también tomé un trozo de la otra caja donde había una de jamón, queso y piña, mi favorita.

-Cerda -bromeó. Le mostré el dedo del medio a modo de queja-. ¡Qué grosera! -se rio-. ¿Se puede saber por qué me dejaste hablando solito por teléfono?

©Príncipe Demonio. [Disponible Hasta El Capítulo 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora