Respira [Kim Seokjin]

...

Respira.

Intenta evadir cualquier pensamiento de ello. Trata de no concentrarte en cómo el aire ingresa por tu nariz y si, levemente, despegas tus labios este podría circular suave por tu boca. Oxígeno que viaja desde el exterior, pasa por tu tráquea y se desvía hasta los conductos de tus pulmones.

No lo pienses.

Respira.

Tu pecho se eleva, lo sientes expandirse acorde al aire tomado durante la inspiración y, luego, intenta no pensar. Pero sé que lo retienes para no exhalarlo a las prisas. Imitando el comportamiento habitual de tu respiración.

No lo pienses. Respira con normalidad.

Tampoco pienses en cómo la tensión de tus hombros se debe a la postura incorrecta en la que estás ahora. Respira. Inhala. ¿Te has dado cuenta que interrumpes tu respiración cuando prestas atención a ello? ¿Cuándo te haces consciente de este mecánico ejercicio diario que te mantiene con vida? Continuo. Sientes los hombros tensos mientras la mirada permanece fija en las palabras. Y vuelves a exhalar para que tus pulmones cumplan su función básica y oxigenen tu cerebro.

Piensa.

¿Sabías que por más que lo intentes no puedes gritar en tu mente? No lo hagas, será una prueba ridícula. El cerebro no admite sonidos elevados, como los gritos, porque entonces una rabieta lo dañaría al instante. Respira. No grites. Quédate en silencio. Mueve tus hombros, afloja los músculos de tu cuello y reajusta tu postura para que no llegue el dolor.

Yo no debería decirlo, pero quiero que sepas quién soy:

Soy el titiritero de los sentidos, tú eres una marioneta.

Provengo de ningún lugar y voy a donde no puedo nombrar. Ni pronunciarme. Te seguiré hasta tu último suspiro.

Respira.

Ahora que te lo he dicho, no puedes respirar con la regularidad con la que lo hacías. ¿Ves cómo puedo jugar contigo?

Si me concentro, incluso, puedo generar una leve comezón en tu oído. Un picor mínimo que se inicia en tu lóbulo y trepa el cartilago en una caricia áspera. Y tan solo pasando mis uñas por allí, sin presionar o lastimar la piel, solo para que el deseo de aliviar ese picor empiece a ser mayor. Insoportable.

Respira.

Piensa en que mientras más aire llegue a tu cerebro mejor podrás razonar en algo que no tiene lógica. Que no es necesario siquiera que lo averigües por tu cuenta.

Respira.

Obedeces porque ya he estado contigo antes. Dime... Sí, dime Seokjin. O llámame Rey de los engaños. Manipulador de los sueños. Infernalmente atractivo y de carácter sereno, neurótico. Te digo que pienses en cómo tu mente intenta gritar, pero no lo consigue, ¿y qué haces tú? Obedeces. Me sigues la corriente porque sabes que te conviene que no me enoje.

No querrás que vuelva a visitarte ¿no?

No finjas conmigo. No vale la pena.
Pero soy hermoso, y, tan solo esto, me hace propenso a recibir el perdón. Por eso soy el malo de la historia aunque mi rostro te resulte irresistible. ¿Tan débil es el ser humano que ha de rendirse a la belleza por más putrefacta que sea?

Soy Kim Seokjin para que puedas enunciar mi nombre, pero no soy él. Y a la vez lo soy. La fantasía prohibida de un hombre que puede encantar sin necesidad de embrujos.

Es por eso que adopté esta forma humana. Porque no deseaba ser tan cruel desde el inicio, antes quería jugar.

Obedéceme:

Respira.

Maniobra tu cuerpo para servir a mis órdenes. Necesito que tomes aire y lo retengas en tu interior. Cuenta hasta diez, lento, y sigue mis palabras.

Así tal cual, un esclavo de mi capricho.
Soy el titiritero de los sentidos, tú mi marioneta.

Respira.

A veces, cuando quiero recordarte que me debes obediencia, me escondo bajo tu cama y mi sola presencia hace que tengas dudas en si bajarte de ella o cubrirte con la sábana. Temes que te sostenga de las pantorrillas y te haga caer. Temes que mi mano te atrape el pie cuando lo dejas destapado y sobresaliendo de la cama.

No te confíes, si no lo hice hasta ahora es porque has sido inteligente y me respetas.

Podría hacerte eso y más. Podría, por ejemplo, asustarte al dormir. ¿Quién crees que provoca esa sensación de vértigo, de sentir que estás cayendo mientras te quedas dormido? No sabes lo gracioso que te ves dando un respingo antes de que te deje en paz para que duermas.

Respira.

Vamos, hazlo conmigo. Inhala despacio y exhala aún más despacio. ¿Ves que es fácil seguir mis órdenes? Son mandatos sencillos. Comandos dirigidos a mi entero capricho y, al percibir tu temor, al reconocerme origen del miedo de alguien, mi boca se colma de saliva por el placer que genera el temor. El miedo me sabe a dulce tortura, a caramelo de malicia.

En cambio, tú tragas saliva con fuerza cuando te asustas. Quizás ahora te des cuenta de este acto inconsciente de remojar tus labios y hacer que la saliva que se acumula en tu lengua descienda por tu garganta. Vamos, hazlo de nuevo. Es entretenido contemplar los músculos gráciles de tu garganta prestos al servicio de tu necesidad.

Ya no sólo controlo tu respiración, ¿has visto?

¿Qué más podría hacerte? Veamos, puedo recordarte que tus párpados se cierran y abren en promedio de diez veces por minuto. Parpadea normal. Anda, no lo hagas forzado ahora que te lo he dicho.

Respira. Inhala, exhala.

Tu garganta se seca repentinamente, y te ves obligado a tragar otro bocado de saliva.
Sin embargo, debes ocuparte de tu vista. Parpadea. No dejes de hacerlo. Y no me busques, que me he escondido bien.

Estos pequeños juegos son de divertimento propio. Así es como suelo raptar tu cordura y hacerte creer que ya has vivido algún momento en particular. Tú le llamas deja vu yo le digo: ocio.

Soy el que te vigila cuando crees que nadie más lo hace, ¿no has sentido acaso que te observan?

Soy la sombra que ves por el rabillo de ojo, que me dejo ver fugazmente para que no se te olvide que existo.

Soy el que se esconde bajo tu cama y manipula tus temores para que los sueños se conviertan en pesadillas.

Soy el titiritero de los sentidos, tú eres mi marioneta.

He venido a decirte que no creas que estás a salvo...

Respira.

Ahora puedes hacerlo en paz.

Nota:

Mis borradores juntan telarañas ya, así que a sacarlos (?

No sé qué fue esto, pero, bueh, gracias por leer.

:)