Louis suspiró agotado abriendo la puerta del portón oxidado de la entrada del edificio y caminó hasta el ascensor, gruñó con molestia por lo lento que subía. Al salir suspiró con alivio, sentimiento que fue borrado cuando un chiflido hizo que rodara los ojos con irritación.
"Louis, te estaba esperando." Marcus se acercó con una sonrisa coqueta y alzó las cejas repetidas veces.
"¿Qué quieres ahora Marcus?"
"Mis amigos me invitaron a una fiesta esta noche..." El sonido de su voz automáticamente se apagó para Louis que fingía interés, lo único que necesitaba Marcus era irse a darse un baño, apestaba a sudor de días.
Hasta que de pronto salió del ascensor, la única persona que hacia ese lugar de mierda menos horrible. El chico del apartamento 512; alto, rizado, una sonrisa que lo derretía y hacía a su pobre corazón saltar de alegría. Vestía una camisa simple blanca, jeans negros y sus botas desgastadas, tan solo verlo era suficiente para que el día de Louis mejorara. Harry era su nombre, le regaló una sonrisa antes de abrir su puerta y desaparecer de la vista de Louis.
"No me interesa, nos vemos." Huyó del horrible hedor de Marcus y cerró la puerta con pestillo deslizándose lentamente hasta caer sentando en el suelo. Harry le había sonreído a él.
Corrió a su habitación y tomó la caja de zapatos que escondía bajo su cama con todas las cartas que había escrito para Harry y que nunca había podido entregarle. Se sentía tan nervioso cuando estaba cerca de él, tartamudeaba y actuaba tan torpe, era ridículo. Sonrió mordiendo su labio recordando la vez que lo conoció.
Se había mudado a Londres sin dinero suficiente y ese edificio fue el único que pudo pagar, Harry chocó con él al salir de ascensor y se disculpó con su acento marcado y ronco dándole una sonrisa tímida.
"¿Eres nuevo en el edificio? Bienvenido."
Louis ni siquiera pudo responder, desde ese día había caído rendido por un desconocido que le saluda en el ascensor cuando se encontraban y cuando Harry hablaba Louis hacía el ridículo, pero eso le había regalo las risas roncas del rizado, no era tan malo después de todo.
Durmió soñando con unos ojos verdes que lo miraban amable y una sonrisa de perfectos dientes blancos con unos hoyuelos que le robaban suspiros.
✩ ✩ ✩
La mañana siguiente fue la misma rutina de siempre exceptuando que iba tarde a su trabajo, cerró con rapidez su puerta y gruñó al ver que otra vez el ascensor estaba fuera de mantenimiento. No era eso lo que le molestaba realmente, hoy no habría encuentros causales con el chico del apartamento 512.
El señor Mills se acercó con la misma intención de siempre.
"Ya le dije que no me van los viejos rabos verdes." Empujó los billetes en el pecho del señor y corrió apurado hasta la parada del autobús gruñendo cuando vio como partía el autobús. "Excelente, ahora solo falta que me parta un rayo."
Una bocina se escuchó y Louis se giró brusco.
"¿Qué?"
"Hey, ¿estás bien?"
Harry se asomaba por la ventana viendo con curiosidad a Louis, éste se sonrojó y carraspeó.
"Lo siento, no sabía que eras tú."
"No pasa nada, vas tarde al trabajo ¿quieres que te lleve?"
"No-No quiero molestar, puedo esperar al siguiente autobús sin problema." Susurró jugando con las mangas de su suéter sin atreverse a verle.
