Capítulo cuatro: Malibú

2.1K 98 33
                                    

POV POCHÉ.

Desperté cuando Calle por fin reaccionó, durmió toda la noche y eso lo agradecía, a diferencia mía que preferí pasar la noche en una silla con la intención de cuidarla mientras ella dormía. Yo tenía el sueño muy liviano así que me desperté una vez sentí que se estaba moviendo en la cama, ya se veía mucho mejor que ayer, pero su rostro se notaba cansado y algo perdido.

Me tocó recordarle lo que pasó anoche, no tenía ni idea del estado en la que estaba cuando yo llegué, ni siquiera tenía claro cuánto tiempo había pasado. ¿Qué tan cruel es el alcohol que te hace perder la consciencia de absolutamente todo? Se notaba aún más desconcertada después de haberle explicado lo sucedido, en este momento, quisiera poder leer la mente de las personas para saber qué pensaba, pero eso no era tan difícil de deducir, estaba mal y eso era algo que ella no podría ocultar, ni siquiera, con todo el trago del mundo.

Por mi parte, me sentía completamente decepcionada, es que no lograba comprender cómo para ella la opción más fácil fue ponerse a beber como una loca. De todas maneras, le agradecía a la vida que las consecuencias de eso no hubiesen sido peores. Ya yo no quería seguir aquí con ella, necesitaba estar sola. Entré al baño y me duché, no pude evitar llorar mientras dejaba el agua recorrer mi cuerpo, no sabía qué era lo mejor para las dos, incluso, ni siquiera sabía si entre las dos podía haber algo si Daniela dudaba de mí. Soñaba con casarme con ella, pero que tristeza ha de ser casarte con alguien que no confía en ti.

Antes de salir de la ducha me miré en el espejo y tenía la cara muy hinchada, era apenas entendible si tenía en cuenta lo mucho que había llorado mientras me bañaba. Cuando salí, Calle estaba sentada en la cama concentrada en sus pensamientos, quiso decir algo cuando me vio, pero creo que se arrepintió. Abrí mi closet y saqué la ropa que me pondría, no sabía para dónde iba así que saqué lo primero que encontré, cuando me vestí, me maquillé el rostro y me deshice de la toalla que cubría mi cabello húmedo.

- ¿Vas a salir? -Preguntó Calle mientras buscaba mis tennis.

-Sí. -Contesté sin didirgirle la mirada. -Tengo cosas que hacer en la academia.

Obviamente, no iba para la academia. Ni siquiera yo sabía para dónde iba.

-Oye, no me mientas. -Exigió. -Si no quieres hablar conmigo solo dímelo.

-¿Realmente crees que estás en condiciones de exigir algo? -Pregunté seria. -Y no, no quiero hablar contigo.

Lo decía en serio, de todas las cosas que quería hacer en este momento, hablar con Daniela no estaba en la lista. Es que ni siquiera merecía que yo aún estuviese ahí.

Me coloqué mis tennis y guardé en mi morral un libro que había comprado hace algunas semanas, la libreta que tenía para colorear, mis marcadores, los airpods y el cargador de mi móvil.

-Regresaré pronto. -Dije antes de irme. -Y por favor no vuelvas a emborracharte.

Eso se lo pedía en serio, no por mí sino por ella, a pesar de todo lo que había pasado, me moriría si le llegara a pasar algo.

Salí del apartamento y conecté mis airpods a mi móvil, como no sabía a dónde iba, empecé a caminar por las calles de L.A sin rumbo fijo, mi mente paseaba entre canción y canción y una sonrisa se dibujaba en mi rostro cada vez que la playlist reproducía alguna pista que me recordara a Daniela. Me detuve cuando llegué a un parque con bastantes árboles, no sabía dónde estaba porque no recordaba haber estado aquí antes, pero en todo caso parecía un buen lugar para pasar un buen rato.

Me senté en una de las bancas del parque y contemplé todo lo que tenía a mi alrededor, los verdes árboles, algunos animales paseándose de un lado a otro, los niños y niñas jugando, algunos adultos ejercitándose, y aquí estaba yo, sentada siendo una visitante más. Me puse a pensar en si era yo la única en este parque que tenía problemas con su novia, o si, por el contrario, en alguna otra banca estaría una pareja terminando su relación porque ya no estaban igual de enamorados, o qué tal, si en este mismo parque había alguien proponiéndole matrimonio a otra persona. Entonces entendí que mi problema es solo uno en medio de un montón, que en este parque no solo estoy yo luchando con mi tristeza sino, que también hay mil historias más, felices o tristes, pero historias. Soy solo una entre todos los demás.

Sigue siendo vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora