Olga Prov:
Maldito mal humor, maldita sensación de mierda que no quiere ceder, no podía evitar comportarme como una real perra cuando se trataba de esa relación de mierda entre mi interna y esa adjunta; sé que era por la razón de que, si llegaba a salir, la que tendría problemas sería yo, después de todo ella era mi responsabilidad, cualquier lugar en que esa pequeña rata metiera su nariz sería mi responsabilidad.
—Doctora Vives, cualquiera diría que esa cara de mal tirada es por celos.
David Pavia, otro problema andante, lamentablemente, todos mis problemas se relacionaban con ella, con Natalia Afanador y si prohibida relación con María Cristina De Angulo; cada cosa que tuviera que ver con ellas tenía la más alta calificación de peligro.
—Doctor Pavia, con todo el respeto que se merece su cargo, no le he dado la confianza, ni mucho menos la facultad de hablar de mi vida privada y mucho menos de mis sentimientos.
—Tranquila rubia, solo lo decía porque tu problema nos incumbe a ambos. — Él sonreía de manera satisfecha, como si su descubrimiento fuera lo más novedoso del mundo de la medicina.
—Yo no tengo ningún problema que le incumba a usted.
—Yo diría que sí. — Me tomó del brazo para llevarme a una de las salas de reunión. — Creo que el problema de la relación de la interna y de mi esposa es un problema de ambos.
—Tengo entendido que es tu exesposa y que, por ende, ese problema ya no te compete.
Sus ojos inquisidores me dejan pensando en la posibilidad de solucionar mi problema de raíz, sé que él sería una gran oportunidad para que Natalia y Makis dejaran de ocasionarme este tipo de inconformidad.
—A mí no me engañas doctora Vives, observo como miras a la doctora De Angulo, puedo dilucidar con claridad que desearías ser tú la que sostiene la mano de la pequeña, pero, aun así, no te atreves a decir nada al respecto porque tu ética profesional es más grande y sabes que contra Natalia, la que sale perdiendo, eres tú, puedo ver con claridad que te mueres de celos cada vez que tienes la certeza de que tu interna está con Natalia. — Sus palabras terminaron por chocar como un yunque sobre mi cabeza, esa sensación de mierda que me invadía cada vez que las veía sonreír en los pasillos no se podían denominar como nada más que celos. — Y si tú eres lo suficientemente inteligente, puedes ayudarme, a cambio, yo te ayudo a ti y ambos obtenemos lo que tenemos.
La sonrisa siniestra de él me debió advertir que sus intenciones no eran del todo noble, que esto no iba de la mano con la ayuda a dos personas "enamorada", sino que iba por el siniestro deseo de hacer daño y de la venganza contra seres inocentes; debí saberlo, debí verlo en sus ojos que tenían ese brillo de maldad pura, pero no fue así, estreché su mano como si de un amigo se tratara, cuando solo puse mi mano entre los dientes una víbora.
—¿Y qué se supone que haremos para conseguir que se separen?
—En eso entras tú, mi querida Olga, tienes que quebrarlas, hacerlas sentir celos; si algo saco de todos esos años con Natalia, sé que con los celos se quebrará, que la desconfianza irá metiéndose poco a poco en su cabeza y que no será capaz de procesar con soltura para unir los hilos; tú eres la mejor estrategia que tenemos en este momento, tienes que acercarte a María Cristina frente a los ojos de Natalia, tienes que cuidarla y tratarla como si se tratara de la persona más importante del mundo. — Me sorprendía la propiedad con la que hablaba este hombre, parecía todo un estratega de guerra cuando de planear se trataba. — Tienes que dejar de ser tan borde con nuestra pequeña pelinegra, comienza a tratarla con un poco más de cariño, que encuentre en ti una persona en la que confiar, incluso, que empiece a existir cariño mucho antes de, entonces, cuando sus corazones se rompan, ella acudirá a ti y Natalia volverá a mis brazos, de donde nunca debió haber salido.
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Si Doctora - (Ventino) [Makia]
RomanceUna noche de sexo no debería significar más que eso, pero si el destino se empeña en juntarlas, quizás no deberían hacer oídos sordos.