De entre pasillos sin fin, escudos de susurros y un atros silencio, se escapa paulatinamente una vida que ardía con el fulgor de mis estrellas.
En silencios eternos y murmullos incómodos, se oyen mil sueños quebrarse con la lentitud de una lágrima que brota para nunca más ser lo que fue.
En palabras no se describe la delgada brecha de la madre que estoicamente erige un semblante impavido ante un cajón que contiene generaciones y un sinlimite de deseos que cual lámpara que se desvanece con su luz de en medio de un desierto, se va.
El silencio, en eso se resume infinidad de guerras internas, infiernos vividos y cielos acariciados.
Acaso podemos trascender a tanto silencio ? Acaso realmente somos ese minúsculo grano en la infinidad del universo que solamente se disolvió ?
Cómo es que de entre tanta inmensidad, una mancha menor que un átomo y tan minúscula como una brisa puede devastar tantas vidas con solo cerrar los ojos ?
Extraño es el mundo, extraño es el hombre, extraño es el ser y aún muchisimo más las desaforadas arcadas de una mujer que sin imaginar un segundo postrero, sufre inconmensurablemente ante un suspiro que se desvanece.
Como se puede imaginar una vida sin otra que con tan poco fue tanto sin ser nada más que el amor de una madre.
Un ser roto describe un ambiente donde desconoce tal dolor pero teme descubrirlo, teme a eso que le alcanzará; más no teme a su partida, sino de aquellos al que tiene.
Un hombre se despide sin huellas físicas pero con un mar de emociones creadas en vidas igual de cortas que se extinguirán cual flama de una vela ante la menor brisa.
