Recorrer Hyrule Con El Loco Verde...¿Es En serio?

Prologo

El Rey se encontraba sentado, firme en su trono, rodeado con telas de seda con los símbolos de su reino, Hyrule, frente a el se encuentra una larga alfombra de terciopelo roja que llega al final de la habitación, sobre esta se encuentra su hija, la princesa Zelda, de pie mirándolo directamente a los ojos, buscando encontrar la razón por la que a sido llamada a la sala del trono. luego de un silencio el Rey hablo:

- Zelda, como ya debes saber estas en edad de heredar el reino, el próximo año se empezaran los preparativos para mi retiro y para tu coronación- comenzó diciendo el Rey alegremente, pero comenzó a hablar más seriamente- Aun así personalmente pienso que no te encuentras en situación de heredar el reino, no estas preparada para hacerlo.

-¿Qué quieres decir, Padre? ¿Qué es lo que me falta?- Zelda se sorprendió, ella ya había completado la educación necesaria tanto como estratega de guerra como gobernante, las pruebas decían que ella estaba más que preparada para poder gobernar ¿Qué pensaba que le faltaba su Padre?

-Experiencia en la vida real, Zelda- dijo el Rey firmemente.

La sorpresa de Zelda era aun mayor, al ver el rostro confuso de su hija, el anciano siguió explicando:

- Veras Zelda, hasta ahora haz estado estudiando la teoría de guerra, economía, historia y otras ciencias en general, pero la verdad es que haz hecho todo eso encerrada en este castillo, y nunca haz salido más haya de los barrios adinerados de la ciudad, aunque conoces todo sobre el reino la verdad es que nunca haz vivido al reino, nunca haz visto lo basto y hermoso que realmente es, y no sabes como vive la mayoría de la gente de este, que es lo que piensan o porque siguen en este y no se van a otro país, que perfectamente podrían hacerlo, no sabes que es lo que tiene Hyrule porque nunca lo haz experimentado, por eso te falta experiencia.

- Pero Padre- se apresuro a hablar Zelda, nerviosa- nunca se me ha permitido abandonar el castillo ademas de en unas determinadas situaciones, y ni pensar la ciudad, personalmente no se si con esas condiciones sea capaz de obtener esa "experiencia" que quieres que tenga.

-Soy muy consciente de eso Zelda- el Rey hizo una pausa dramática intencional- por eso es que te embarcaras en un viaje.

Zelda se puso más nerviosa:- ¿un viaje, donde, por cuanto, con quien, como voy a viajar?- hablo tan rápido que sus palabras se tropezaban entre ellas.

- Cálmate Zelda, tu viaje sera a lo largo de todo el Reino, como la capital se encuentra en el centro del país partirás a la frontera pasando por los pueblos que hay de camino al sur de este, una ves en la frontera darás una vuelta a la nación pasando por las ciudades más externas del país, y finalmente volverás a la capital por los mismos pueblos por lo que te fuiste a la frontera- Explico el Rey notoriamente emocionado

- Pero padre ¿No te parece que es una vuelta exageradamente grande? no creo que sea necesario que recorra tanto ¿Porque no mejor recorro las ciudades cercanas a la capital y luego vuelvo?- Zelda estaba alterada, se frotaba las manos y estaba encogida sobre si misma.

El Padre noto la ansiedad de su hija, trato de consolarla: - Lo siento hija, pero no tengo intención de cambiar tu viaje, debes realizar esta ruta, o no conocerás ni la riqueza de la diversidad de los paisajes de Hyrule, ni la variedad de sus gentes, ni la variedad de sus situaciones, la ruta no es negociable, pero no te preocupes, tu viaje sera completamente seguro.

-¿como he de viajar? Soy la futura Reina de este pueblo, claramente esta oportunidad no sera desaprovechada por otros nobles de la nación, trataran de asesinarme, ademas no creo que pueda conocer la diversidad de Hyrule ni las condiciones de sus gentes como tu quieres, por cada pueblo que pase se celebrara la llegada de la Reina, habrá un festival en cada ciudad en la que este, así no podre ni conocer los riquezas del país ni a sus gentes, mucho menos las de sus paisajes-Zelda se había calmado, ahora con la mente en frió su objetivo seria convencer a su Padre de que ese viaje era innecesario o, en su defecto, peligroso.