El encargo de la muerte

La Muerte De La Vida

Vi que se encontraba acongojado en su silla de madera, sus manos estaban ajadas, mi presencia fue abulia para él, se notaba que bregaba con la muerte, contrito, pedía baluarte por sus pecados, esperando que fuera perdonado, miraba hacia la calle a través de la ventana, con una mirada candorosa, cualquiera que lo viera diría que es inocente sin menor detrimento, me quería sentar a departir con él, a ver si yo podía doblegar su pena, sin embargo, pensé que era su momento para él. La muerte lo escuchaba a través del cristal con flemático silencio, el viejo esperaba lograr granjearse de sus castigos, las hojas dieron su sentencia, el viento se agitó vapuleando la ventana, y parecía que la lluvia también estaba opinando, inopinadamente la vida del viejo se agotó, raudamente todo seguía igual, nada había cambiado, solo que ahora yacía un cuerpo yerto en la silla, acuciosamente me persigne y recé por el detrimento causado y específicamente por su alma, esperando que se pueda resarcir algo de su maldad y con el deseo de que su alma duerma en una quimera.