Azul. Ese era su apodo. La verdad era que nadie sabia su nombre y nadie se había molestado en saberlo. Puede que lo llaman Azul porque su piel presentaba tonos de este color por no tomar la luz del sol. También puede que lo llamaran así debido a sus ojos azules que se confundían con el cielo y el mar . El punto era que nadie sabia su nombre.
Azul vivía con su sombra como amigo que en el día le seguía a todas partes, y por las noches la oscuridad que lo escondía era su entorno, su mundo. Rodeado por un absoluto silencio, excepto por un pitido ensordecedor que resonaba en su cabeza; pero....
ese día cuando en la casa de enfrente se mudo ella, fue como si su vida pasara a ser de una vida de monotonía infernal a una de sueños y deseos.
Azul siempre la veía salir de su casa desde la ventana de su cuarto y sentía como todo recuperaba sentido; su mar recuperaba sus olas blancas y brillantes y a su cielo, tan azul como siempre, retomaban aquellas nubes que parecían motas de algodón en las que se veía su rostro.
Su asfixia producida cada vez que pensaba en ella parecía ponerlo más azúl que nunca y ni él mismo sabe de cual de todos los mares había pescado el valor para hablar con ella o tratar de hacerlo una mañana en la que ella leía un libro en frente de su casa.
Azul salio de su pecera con la mente decidida pensaba en todo lo que le diría. Con sus ojos ya acostumbrados por la luz del sol se le acerco, y cuando estaba justo al lado de ella fue como si un tsunami pasara por su cabeza y se llevara con el aquellas palabras que con gran esfuerzo él había elegido para decirle. El dudaba de sus palabras y no hablaba. Ella tampoco. Su conversación se basaba en miradas penetrantes hasta que ella desesperada por continuar con su lectura e interesada en el azul de sus ojos le pregunto :
-¿ Como te llamas?.
Entre nubes Azul pensaba en la pregunta, pues nadie nunca se la había hecho y las únicas palabras tímidas que brotaron de sus labios fueron :
- Jimmy, Jimmy Rosa...
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Soledad Azul
RomanceAzul. Ese era su apodo . Nadie sabia su nombre y el siempre les veía desde la ventana de su cuarto.