Capitulo 1

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HABÍA ESTADO EVITANDO LA CITA CON EL ORIENTADOR de la escuela, desde que había comenzado el semestre, pero no estaba tan segura de poder seguir evadiéndolo. Las razones eran variadas, pero entre ellas una bastante poderosa: No tenía idea de lo que le diría.

Los ángeles de mi edad, en general, han experimentado sensaciones o visiones que tienen relación directa con su predestinación: Tanto sobre su propósito o misión como sobre su alma gemela. Estas sensaciones pueden materializarse en diversa clase de situaciones: usualmente alucinaciones o sueños, incluso en una especie de enfermedad que sí bien no significa la muerte, es grave. Generalmente les ocurre a quienes su "otra mitad" es más joven. Es como una fiebre que te impide hacer cualquier cosa más que dormir. Otra veces sólo son cosquilleos imprevistos, vergonzosos y que anuncian la proximidad de tu otra mitad; en definitiva, ha esta fecha yo ya debiera tener alguna que otra sospechita de lo que me depara el futuro, sin contar que debiera tener consciencia de que allí afuera hay alguien que se supone me ama y con quien compartiré el resto de nuestra existencia pero... en mi caso no ha sucedido. Algo por no decir extraño, que pronto, sería catalogado de dudosa significación, por los de mi especie.

Lo complicado del tema es que no estoy tan segura de cuánto tiempo más podré seguir ocultándolo. Créanme la presión es enorme. Las preguntas cada vez son más insistentes y provienen no sólo de mis cercanos sino que de todos, vecinos incluidos. Porque estar en la etapa que se supone debo estar, es un verdadero acontecimiento comunitario, uno en el que está involucrado todo mundo sin excepción, y omitir información a la larga es mentir, cosa que nos está prohibida, o mejor dicho, cosa que tampoco debiera sucedernos.

Él único que sabía absolutamente todo y que me ayudaba a manejarlo, al menos en la escuela, era mi mejor amigo Zacarías, pero no podría ser para siempre. Tal vez podría inventarme algún tipo de destino, pero lo que no podría inventar sería la existencia de otro ser. Además dentro de tres meses más cumpliría diecisiete. En la vida de todo ángel llegar a ese momento es transcendental. Se supone que en esa fecha das el primer paso para convertirte en adulto, qué sucede exactamente, es algo que desconozco, lo único que mi hermano acepto decirme (él lo experimento el año pasado) es que eso: "trascendental", está directamente asociado con tú alma gemela.

Añadiendo con eso a mi preocupación inicial, mucho más peso, ya que después de esa fecha será prácticamente imposible "omitir" información respecto a mis primeros indicios de madurez. Me aterra pensar si quiera que aquel día finalmente llegará y que causaré decepción no sólo a mis padres sino a todos, cuando se den cuenta que el Libro de la vida, aquel que todo lo sabe todo, al parecer me ha "olvidado" dentro de sus predestinaciones. Sin contar que me convertiré después de ese día y de manera automática en la "rarita" del barrio.

Tal vez que te falté destino aparente para ustedes supondría una mera y anecdótica situación, pero para nosotros no es así, cuando en verdad no tienes libre albedrio, no tener un destino podría suponer el comienzo de un desequilibrio, no sólo mío sino que de todos en Eternidad. Así que tienen que el problema con ser diferente al resto en mi mundo, es que inevitablemente eso repercute no sólo en tu vida, sino también en la de tu familia. Circunstancia que me gustaría no le sucediera a la mía.

Como fuera, hoy parecía ser el día en que a pesar de mis miedos, tendría sí o sí que enfrentarme a mi no destino, de las alas del señor Castiel, quien era nuestro orientador. Un señor maduro que representaba unos sesenta años en el fondo podría tener milenios sí lo contábamos en años terrenales. A esta altura no sabía bien sí su pelo blanco, impecablemente corto tenía que ver con eso o probablemente lo tenía desde que había nacido. Él al igual que mi padre pertenecía a los aurores, al menos hasta donde sabía, él en sus años mozos, como diría mi Tía Petronila fue uno de lo más apuestos arcángeles que ella recuerde. Claro, esa es la opinión de ella porque en lo que a mí respecta, ese señor de imponente estatura —dos metros y contando —de piel blanquecina translucida y de profundos ojos negros, lo único que me inspira es miedo. Tanto que de solo acordarme que fue personalmente él quien llamó a mi casa para comunicarle a mis padres que hoy milagrosamente tenía una cita disponible para atenderme después de las clases, se me eriza toda la piel al imaginarme lo que sucederá cuando se de cuenta de mi secreto.

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