un joven dentro de su cuarto.

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Estoy en mi cuarto, la ventana está abierta y puedo sentir el frío aire que entra por ella, hoy no e podido ir al colegio, me ha dado otra crisis, por suerte no a pasado nada grave, esta vez no lastimé a nadie, me encontraba solo y simplemente me arañé las manos y me desmaye. Vivir con este problema es duro, por él ya he perdido a mis amigos, no se quieren hacercar a mí por miedo a que los lastime y creo que tienen razón. "Alteración del estado de agrecividad y control de la emociones", así es como me diagnosticaron, cualquier señal de estrés o shock emocional puede alterar mi conducta, siento que me estoy quebrando de a poco, que soy una cáscara que no puede contener más el interior que guarda, un papel que simplemente alguien empieza a romper sin cortarlo completamente.

 Siento que estoy callendo, pero no me importa me dejo llevar por el frío viento que siento en mi cuerpo, mis pesamientos por fin se calmaron y ya no siento el peso de la enfermedad. Caigo y sigo cayendo sin tener noción del tiempo, puede que esté cayendo hace ya mucho o simplemente hace poco, creo que estoy llegando al fondo, mi cuerpo choca contra algo duro y la sangre tibia empieza a salir de mi, no para de salir pero yo no siento dolor, sólo tranquilidad posiblemente tenga mis huesos rotos y creo que es mi fin ¿Así se sentirá morir y saber que todo se acabó?. Se me cierran los ojos y todo está ahora en penumbras. 

 Estoy sudando, trato de sacar las sábanas de la cama pero no tengo fuerzas en los brazos, dejo de intentarlo y trato de acomodarme en la almohada para seguir durmiendo, el sueño se desvaneció de mi cuerpo y decido levantarme. La casa está vacía, mis padres en el trabajo y mis hermanos no los he visto hace varios días creo que están asustados de mi y no los culpo, con cinco y diez años no pueden entender que me pasa, me gustaría que alguien pudiera comprender todo lo que pasa por mi mente e intentar quedarse conmigo. Me dirijo al baño y me enjuago la cara con agua bien helada, casi no me reconosco, mi pelo ha crecido demasiado y mi cara ha perdido su color, mis ojos ya son simples cuencas que están sumidas en el miedo y la desesperación. Siempre pienso que hago aquí, porque sigo con esta estúpida vida que no me da nada agradable, ni los medicamentos ni la paz pueden contener la enfermedad, ya no queda con quien hablar ni a quien contarle lo que siento. trato de volver a mi habitación, el camino se me hace eterno y termino tirado en el piso, me acomodo en él y trato de olvidar todo, creo que esta vez si funcionará.

Me sumo en un profundo abismo blanco, todo lo que me rodea desaparece, me siento por primera vez en calma, creo que estoy sonriendo. Que pena que esto dure tan poco, se escucha un fuerte sonido, parecido a tambores y platillos, abro mis ojos y me encuentro en mi habitación, alguien me llevó hasta allí, lo que suena es el despertador, ya son las siete de la mañana, pero eso no me importa, lo apago y espero que en este nuevo día algo cambie....

relatos brevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora