*Río de sangre (parte 2)

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Pov Pandora:



- ¿Te duele la cabeza?

Con una sonrisa siniestra, observo cruelmente complacida al infeliz colgado cabeza abajo, cuya cara está roja como un tomate: lleva alrededor de una hora en esa posición y estoy más que segura de que la presión que hay actualmente en su cráneo le está afectando. Esto es solo el inicio.

- Bájenlo.

Skull y Franki cumplen mi orden y lo dejan en el piso con la silla como corresponde mientras veo al idiota respirar más normal ahora que la presión sanguínea en la zona superior de su cuerpo está aliviándose de a poco. Agarro mi propia silla y la pongo con el respaldo hacia él, sentándome en ella y apoyando los brazos en la parte superior del respaldo y el mentón sobre ellos.

- ¿Sabías que los chinos utilizaban esta técnica como una forma de tortura y asesinato para sus criminales? Los dejaban colgados, así como te lo hice yo a vos, hasta que la presión en sus cráneos era demasiada y morían, aunque yo fui más benevolente y no te hice un corte en las orejas para que durara más, deberías estar agradecido. Una forma de morir un tanto dolorosa, ¿no te parece? Podrías incluso haber quedado ciego si te hubieras quedado en esa posición por mucho más tiempo por la presión de la sangre acumulada en tus ojos, tarde o temprano habrías perdido también el conocimiento si te hubiera dejado unas cuatro horas más o menos.

- ¿Qu-qué es lo-lo que... querés d-de mí?

- ¿Enserio lo preguntás? Porque si es así, una de dos: o calculé mal y te dejé demasiado tiempo ahí colgado y la presión empezó a hacerte efecto, o sos rematadamente imbécil.

No me mira, su cabeza permanece baja y su respiración aún es irregular, por lo que estiro mi mano y lo agarro del mentón, obligándolo a mirarme a los ojos, clavando mis uñas en su piel con saña. Mi voz es baja y llena de bronca contenida, peligrosa.

- Lo que quiero es muy simple, una sola palabra: VENGANZA. Raptaste a mi sobrina, lastimaste a la mascota del club, atacaste a mis hermanos y destrozaste parte de nuestra casa, ¿te parece poco motivo para exigir y efectuar el ver correr tu sangre fuera de tus venas?

- Por favor... yo...

- No me interesan tus súplicas, digas lo que digas hoy vas a morir y eso no hay poder en el mundo que lo modifique. Sin embargo, tengo una propuesta para vos.

- ¿Qué... qué clase de propuesta?

- Como dije, hoy vas a morir, eso es seguro, lo que no lo es, es el cómo va a pasar. Y acá va mi oferta: decime lo que quiero saber, respondé a mis preguntas y dame la información que quiero y tu muerte va a ser rápida. No lo hagas, mantenete callado, y voy a hacer que desees la muerte con cada fibra de tu ser.

- ¿Qué importa si hablo o no? De todas formas, me vas a matar, no es como si fuera a vivir si te digo lo que sé, no me das ningún incentivo.

- ¿A no? ¿Eso es lo que creés? Te voy a contar un secreto: adoro las torturas, desde chica me han interesado, y conozco muchísimas maneras de que sufras más dolor del que una persona normal es capaz de soportar; si no consigo lo que quiero de vos, voy a usar todas y cada una de las técnicas que conozco, hasta que me pidas que te dé el indulto de la muerte a gritos, si es que todavía tenés cuerdas vocales, pero no te la voy a dar hasta que yo quiera, porque voy a alargarla hasta que tu cuerpo ya no pueda soportarlo o me aburra, lo que pase primero, y te aseguro que será tu muerte, porque la sangre es algo que me fascina. Además, tengo un par de juguetitos que van a hacer que esto dure mucho más de lo que debería, por lo que no te conviene guardarte secretos, yo que vos lo pensaría muy bien.

La Reencarnación de Pandora (Serie Veneno sobre ruedas II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora