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Aquella noche tuve un sueño extraño. Había una sombra que me perseguía. Yo corría y corría pero aquello no desaparecía. Lo extraño no era eso, era el sitio. Era como una ciudad en ruinas, edificios destruidos, rastros de explosiones y de incendios.

A medida que iba huyendo de aquello, la sombra iba tomando forma i justo cuando iba a verle la cara desperté.

Se oían golpes en el pasillo. Me levanté de un saltó y abrí la puerta de la habitación y vi que afuera estaban mis abuelos observando a través de la cerradura.

- ¿Qué demonios estáis haciendo?

- Estamos protegiéndote.

- ¿De qué me estáis protegiendo?, si se puede saber.

- Es un secreto.- dijo el abuelo.

- ¡O me decís que estabais haciendo o llamo a mamá!

- Vale, vale te lo diré. Te estamos protegiendo de... ¡Abuelo! ¿qué te pasa? ¿estás bien? ¿te estas muriendo? Lo siento querida pero me lo llevo al hospital.- mi abuela tomó al abuelo en brazos y salió corriendo pasillo abajo.

- ¡ME MUEROOO!- gritó el abuelo delirando.

Oí que arrancaron el coche y se fueron.

- Supongo que volveré a la cama.- pensé.

Mientras estaba en la cama intentando dormir, me puse a pensar de que me protegían y así hasta las 8 de la mañana.

De pronto mi madre pegó un grito desde la cocina. Bajé las escaleras rápidamente y vi la sartén en el suelo y a mi madre con la mano llena de aceite hirviendo.

Cogí un vaso lleno de agua fría y se lo tiré en la mano. Cogí el móvil, llamé a una ambulancia y después a mi papá.

De camino al hospital paré en una panadería para comprar el desayuno, ya que no había podido tomarlo en casa. De repente veo que entra Josepe y tuve que salir corriendo porque no me había arreglado y estaba enamorada de él. Intenté salir de allí para ir a casa pero mi primo me tiró del pelo y me dijo que lo llevara al hospital para ir a ver a su padre, que también estaba allí. De pronto un vagabundo nos cortó el paso.

- Señor por favor déjenos pasar.- dije yo.

- No, porque tienes que salvar el mundo.- dijo el vagabundo con una botella de vino en la mano.

El vagabundo, tan borracho que iba, salió a la calle y un camión justo pasó por su lado, pero él desapareció. No había ni rastro de él.

Dejando de lado al vagabundo, fuimos corriendo al hospital. Al llegar fuimos a ver primero a mi madre ya que el abuelo estaba dormido y mi tío en quirófano.

Mi madre tenía la mano vendada y lloriqueaba que quería ver a mi padre. Mientras ella seguía lloriqueando fuimos a buscar al médico para preguntarle qué tal estaban todos, al encontrarlo nos dimos cuenta que era el vagabundo de antes.

- Os he dicho que debéis salvar el mundo.- dijo él enfadado.

- Deje de delirar y salga de este hospital maldito borracho. – dije enfadada y confusa.

- Me voy, pero recordad: ¡salvad al mundo!

Cuando el vagabundo ya se fue, fuimos a buscar al médico y nos dijo que mañana ya volverían todos a casa. Y que lo del abuelo fue solo cuento.

Me adelanté para volver a casa yo sola. Por el camino me encontré a un actor disfrazado de Gandalf que me dijo:

- Tú, pequeña, debes salvar al mundo. Eres nuestra única esperanza. – dijo mientras intentaba volar con una escoba.

La elegidaWhere stories live. Discover now