Una "aventura" en Fire Emblem Heroes

Por María

Ya habían pasado algunos días desde ese infortunado encuentro con su hermana menor y Michalis, poco sabia de la suerte de su hermana o de cualquiera de sus compañeras que intentaron invadir sus dominios, las patrullas no arrojaron ni una sola pista de su paradero y, temía que en cualquier momento el ejercito del príncipe Marth y Minerva, prepararan una devastadora ofensiva luego de lo sucedido.

En otras circunstancias, poco le hubiera importado la presencia de ellos pero, al juzgar por las bajas que ocasionaron el, aparente grupo de niñas que acompañaban a María, ya no podía considerarlos un enemigo sin importancia... de hecho seriamente se preguntaba donde encontraron a semejantes prodigios el príncipe y su hermana.

Sea como fuera, en esos momentos debía mantener su posición, fracasar en la defensa de su área no solo significaría la pérdida de sus aliados, sino también de su propio reino y él, no estaba dispuesto a permitir que todo por lo que se había esforzado y trabajado, se perdiera por aquel grupo de insignificantes alborotadores.

Sus cavilaciones fueron pronto interrumpidas por el sonido de una fuerte batalla a las afueras de su fortaleza en las montañas, Michalis no necesitaba reflexionar mucho para darse cuenta de que, el infame príncipe y su traidora hermana habían decidido pasar a la ofensiva, si una pelea era lo que querían, entonces se aseguraría de darles lo que querían.

Michalis apenas salió al ataque de su bastión cuando, se dio cuenta de la gravedad de la situación... a pesar de haber pedido tropas extras... a pesar de los refuerzos de elite que ahora estaban ensanchando sus filas tanto en el cielo como en la tierra... ninguno parecía ser capaz de tan si quiera frenar el avance de las misteriosas tropas que, a pesar de que no pertenecían al ejercito del príncipe Marth, pudo ver claramente a su hermana entre sus filas... ¿Qué significaba todo esto? ¿Cuándo Minerva había conseguido semejantes aliados?

En tierra se estaba desatando un infierno como pocos que había visto Michalis desde que comenzó su carrera militar, las filas de caballería e infantería eran sistemáticamente eliminadas por un equipo de guerreros que Michalis apenas podía creer, aquella espadachín joven no estaba entre ese grupo pero... en su lugar estaban dos espadachines, una de pelo verde y otra de pelo negro que, se movían con una velocidad tal que Michalis era incapaz de seguirlas con la mirada.

Como si eso no fuera bastante preocupante, pronto se dio cuenta de unas unidades que nunca había visto en su vida y que lo dejo por unos instantes helado... caballería mágica y de curanderos, moviéndose entre las filas, rodeando velozmente a la mayoría de sus lanceros, estaba una mujer de ropas voluminosas de un distintivo cabello rosado que, lanzaba magia de hielo a diestra y siniestra, dejando a sus lanceros fuera de combate.

Junto ella estaba una mujer a caballo de cabellos verdosos que disparaba descargas de luz de manera rápida y precisa, como si no fuera suficiente una tercera jinete a caballo que portaba lo que le pareció era un bastón de curación, no solo se internaba rápida y rauda entre las filas enemigas curando a sus compañeros, sino que también podía provocar severos daños con la magia de su bastón.

La llegada de nuevos refuerzos no cambio el curso de la batalla, pronto se dio cuenta de que no eran las únicas personas en el campo de combate, un acorazado con una enorme hacha, no solo derriba a sus soldados como si no fueran más que muñecos de paja, sino que también era capaz de contraatacar a distancia lanzando su monstruosa hacha.

Para dificultar más las cosas este, era protegido por un espadachín de ropajes blancos y dorados, uno de ropajes azules que portaba una máscara y, dos mujeres lanceras que, una en particular podía lanzar estacas de hielo como si fuera una maga.

-¡No se queden ahí! ¡Apoyen a las tropas de tierra!-grito Michalis furiosos, antes de arrojarse al ataque con su escuadrón aéreo, ¡No permitiría que una banda de miserables ratas le arrebataran todo por lo que trabajó!