Y ahí estaba Yoongi, sentando en el gran comedor con varios platillos servidos en platos hechos de oro al igual que su copa cual vertían vino tinto.
Estaba solo. Tenía poder, estatus que consiguió con los años, y aún así no había nadie a su lado que pudiera amarlo.
Hoseok: Señor, los aldeanos han venido a dejar las ofrendas de hoy.
Yoongi se levanto de la mesa sin probar nada de lo que se había servido, dejando que las sirvientas limpiaran la mesa.
Yoongi: Gallinas, puercos, semillas, pan... siempre es lo mismo. - El peli plata resoplo mientras se sentaba en su trono. No era un rey, pero este fue ofrecido por uno al dar a aquel pequeño pueblo llamado Serendipity la paz que necesitaba. - ¡Adelante! -Dijo cuando las puertas se abrieron y entraron los primeros aldeanos vestidos con pulcritud y una gran sonrisa.
Hemos venido a dar nuestra gracia como cada mes, su magnificencia, Agust. - Así lo nombro el rey a pesar de que su verdadero nombre era Yoongi. - Hemos traído las mejores gallinas de nuestra granja y algo de tomates que esta mañana cosechamos.-
Yoongi asintió, aceptando la ofrenda, dándosela a Hoseok para que los sirvientes se lo llevaran.
Poco a poco fueron entrando más y más aldeanos... hasta que al final, un par de cadenas se escucharon en el turbio piso, llamando la atención de Yoongi.
Un joven de cabello colorado al pasto jalaba tras esas cadenas algo sin igual. - He escuchado muchas cosas de usted. ¡El gran poderoso e inmortal hechicero Agust! -La risa de aquel joven hizo tornar molestia en el peli plata.
Yoongi: ¿Quién eres tú?
El joven sonrió. - Un humilde cazador que viene a dejar su ofrenda a su magnificencia. - Las cadenas fueron jaladas bruscamente, dejando caer en el piso a un chico de piel durazno y cabello rosado.
-Yoongi se acerco al sentir un dulce aroma proveniente de tan magistral figura. - ¿Estas bien? -Los ojos rosados de aquel chico miraron con odio a Yoongi, haciéndolo sentir mal. - Quitarle las cadenas.
No puedo hacer eso. - Dijo el peli verdoso. - No sería de utilidad si lo hiciera. Lo que tiene enfrente es un árbol de cerezos.
-Los ojos de Yoongi se abrieron de golpe. - ¿Qué demonios hiciste?
¿Va a quererlo, si o no? – el semblante afilado del hechicero asintió. - Entonces quiero algo a cambio.
Yoongi: Yo no doy nada cambio.
Y yo no doy nada gratis, magnificencia.
Yoongi: ¿Qué es lo que quieres?
Una pócima. Una que me haga más joven.
Yoongi: ¿Para que quieres más juventud de la que tienes?
Estoy a punto de cumplir 35 años. Para mi es una edad inservible. Quiero volver a tener 18 años.
-Yoongi suspiro profundo, alejándose del ser de cerezo. Se acerco al cazador, quitándose un mechón de cabello. - ¿Cuál es tu nombre?
-El peli verde, hizo una reverencia a Yoongi cuando lo tuvo enfrente. - Soy Kim Namjoon, oh gran hechicero.
-Los dedos de Yoongi brillaron, haciendo que su mechón se transformara en una pequeña semilla de girasol. - Esto te dará lo que pides, Namjoon. - El chico vio con deseo aquella semilla que no fue soltada.- Pero a cambio, dame esas cadenas y la llave.
-Namjoon, de una pequeña bolsa de piel que colgaba de sus pantalones, saco la llave de las cadenas, entregándole también el ser árbol al hechicero, tomando entre sus manos la semilla ofrecida. - Fue un placer hacer negocios con usted.
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Cerezos -YoonMin-
Short StoryPor laguna extraña razón ese día fue diferente para Yoongi. Por alguna extraña razón estaba sonriendo verdaderamente. Por alguna extraña razón estaba disfrutando la festividad y compañía. Y por alguna extraña razón su sonrisa desapareció cuando Jim...