Capítulo 11

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Sin embargo con el paso de los días él fue perdiendo el interés, porque yo estaba todo el tiempo ocupada y con algo que hacer, por lo que los mensajes se fueron reduciendo cada vez más.
Una noche quise volver a hablar con él de forma más regular como veníamos haciéndolo. Pero no respondía mis mensajes. Esperé y esperé durante días algún tipo de respuesta. Revisaba sus redes sociales esperando verlo por ahí, y sí, estaba bastante activo. Publicaba muchas historias en Instagram pasándolo genial con sus amigos y una que otra chica.
No era algo que me sorprendiese porque era un chico lindo. Pero eso no evitaba los celos que crecían en mi interior. Entré a su perfil y busqué en las fotos etiquetadas para ver si había más fotos con chicas. Necesitaba saber a toda costa si él tenía novia o estaba conociendo a alguien. Tiré el celular en la cama y cerré los ojos pensando que no era correcto lo que estaba haciendo. Pero los pensamientos seguían y seguían. Tuve miedo a causa de todas esas chicas que siempre estaban cerca de él. Y siento decir que ese temor se acrecento cada vez más hasta llegar al punto de hacer una locura para llamar nuevamente su atención.
Tomé nuevamente el celular y le envíe un mensaje directo a su cuenta.

-¿Estas ahí?

Tardó un poco en abrir el mensaje, pero el punto verde me indicaba que estaba en línea. Me mordi las uñas por los nervios que tenía mientras esperaba. Hasta que por fín comenzó a responderme. Los segundos parecían horas.

-Si, aquí estoy.

-¿Cómo estás? Hace mucho que no hablamos.

Mi manos temblaban a la espera de su respuesta, no quería parecer intensa.

-Si, he estado ocupado. Lo siento.

-¿Estás ocupado ahora?

-Un poco.

Sabía que tenía que hacer algo para poder llamar su atención, así que hice lo que jamás pensé que haría.

-Quizas puedo entretenerte mientras estas ocupado.
- ¿Cómo?
- ¿Estás sólo?
- Si, sólo.
- ¿Qué te parece si te envío una foto justo en este momento?
- Eso me gustaría

Mis manos aún temblaban pero aun así agarré el celular y me tome una selfie y se la mandé.
-Tu turno.
Me envió una foto haciendo tarea en su escritorio. Se veía tan guapo.

-Ey te ves hermosa, sólo que muy vestida

Y me envió un emoji con guiño.
No sé porque, pero decidí seguir su juego.

- Eso se puede arreglar.

Con una osadía que había salido de no se donde tome una foto un poco más sugestiva en donde desprendi los botones de mi camisa y levemente se veían mis pechos.

-Eres demasiado hermosa ¿lo sabes?

- Sólo lo dices para que me sienta bien.

-No, lo digo en serio. Haces que sienta cosas por ti.

- ¿Que clase de cosas?

- Demasiadas para explicarlas con palabras.

Y la parte peligrosa había comenzado.

No hay edad para el amor. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora