Aquel joven de veintisiete años era reconocido por rompecorazones; Alto, buen mozo, atractivo, carismático y coqueto. Todas las damas de la época estaban enamoradas de él, pero él... Él era un don juan de primeras, por lo que atrapar y engatuzar a su verdadero corazón que está encerrado en una caja fuerte dentro de su osado cuerpo era un complejo desafío, desafío que ninguna mujer de la alta sociedad pudo lograr.
Jade Francis White, o mejor conocido como Rosa Blanca, es hijo y futuro heredero de una gran franquicia de té inglés en Inglaterra.
Constantemente se le ve en fiestas de la alta sociedad, dando conciertos privado de su violín y su armónica y hermosas interpretaciones, es sin duda el orgullo de los White y tienen gran esperanza en que encuentre una esposa de una familia prestigiosa para darle más honor al apellido White, pero él es un águila libre en los altos cielos; Solo baja a buscar presas dignas de su especie y a dar desfiles de sus hermosas plumas.
Pero no todo es color de rosas para el joven pues padece de un pequeño problema; Su visión. Ya a los 20 años, Jade no precisaba de una grandiosa vista y ya a los 23 le fue recitado usar anteojos, pero él, para guardar su perfecta imagen, se negó.- Jamás sería capaz de usar semejante objeto del diablo. No tienen el derecho de obligarme.
Y así como lo sentenció, nunca si quiera a tocado un par de anteojos desde entonces. Sus padres tampoco le insistieron ya que su imagen era gran influencia en su legado y saber que uno de los hijos de la familia White se reduciera a usar lentes, cosa que significaría una mala educación y cuidado en su infancia, dañaría gradualmente su prestigio. Nadie más habló del tema. Y él siempre se agradece por no haberlos usado ya que, los lentes que iba a usar eran de la familia del duque Ferrec quienes hace poco habían quedado en la ruina por haberse endeudado. Así su perfecto perfil no sería manchado.
Un 24 de febrero de 1890, Rosa Blanca fue invitado a un concierto de una orquesta bastante famosa, cosa que él aceptó con total arrogancia. Y así prescrito, el joven se posicionó en en una de las filas del segundo piso y observó con detalle el gran teatro que se le presentaba ante sus ojos, lastimosamente no podía ver adecuadamente el escenario, pero su orgullo le impidió pedir un par de binoculares, así que convencido de que solo necesitaría escuchar con buen oído y no de ver a los músicos, se quedó sentado, esperando pacientemente el espectáculo. El teatro de la nada apagó sus luces y las centraron en el escenario repleto de personas con sus instrumentos y la música comenzó; Tranquila, armoniosa, sincronizada y eso le encantaba.
- ¿Sabe usted, Mister White, quién es el músico de elegante violín de color carmín?
Una voz femenina, casi igual de melodiosa como la orquesta para los oídos del joven, le canturreó cerca suyo, ni tan alto ni tan bajo, pero suficiente para que los bellos de su nuca danzaran con su aliento.
- ¿El músico con el violín de color carmín?
Intentó agudizar su vista, pero le era imposible. Pequeñas manchas borrosas eran las que sustituían a las personas de la primera fila, mucho menos podía ver a los músicos del escenario.
- ¿Sabe usted, Mister White, quién es él?
Maldijo para su adentros. No podía retroceder o sino lo tomaría como una falta de respeto, tampoco podía decir que no sabía o lo tomarían por ignorante de su propia área de instrumentos de cuerda, mucho menos decir sus problemas de visión. Así que decidió probar a la suerte.
- Por su puesto, él es... Andrew Di' Britania.
- Que agradable saber que conoce a tal músico. Se dice que sólo los más experimentados en el ámbito del violín lo conocen.
- Pues le preguntó a la persona correcta, después de todo esta ante usted Jade Francis White, el grandísimo.
Grave error el haber alardeado.
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Pequeños Relatos De Una Pequeña Persona
AcakMicro-cuentos sacados de la imaginación de una chica cualquiera. ¿Por qué no le echas un vistazo?