Prólogo

27 5 0
                                    

Notas, acordes, melodías, ritmos, melismas, letras, composiciones,armonías, música, eso era lo que mejor se le había dado, por tanto tiempo que aseguraba tener la convicción completa al tema de no querer dedicar su vida entera y más si le era posible seguir con lo que quería, a nada que no fuere eso, es más, incluso ya le era imposible siquiera planear el imaginario de ella dedicando su ser a algo que no fuera eso.

Seguridad, eso tenía, no había más que eso en el hecho de a qué se quería dedicar, desde pequeña lo tuvo claro y nunca pensó para nada más allá de ello, sentía que era lo que corría por sus venas, lo que movía su cuerpo, su razón de ser y estar, incluso aún de existir.

Dedicó todo su ser completo a eso, sin importar nada más, entregó su cuerpo y alma sin pensarlo dos veces, su tiempo entero, su interés único llegó a ser la música, sin importarle mucho el resto, se había fijado una meta, un destino y juró no parar nunca hasta lograrlo, tenía todo calculado, hasta la más mínima de las variables, sin importar cuál fuere.

Pero la adolescencia le estaba pasando una mala jugada en su plan, tal vez no todas las variables las había contemplado, tal vez se  olvidó de que ella era más que eso por hacerse el ideal de que sí, qué tal si en realidad no podía darlo todo por sentado, qué pasaría si en realidad era solo un sueño inalcanzable, una meta irreal o tal vez, una ilusión fantasiosa que había llegado demasiado lejos, un ideal que consumió su existencia, fuera cual fuera el interrogante que llegase a refutar lo que ella aseguraba era su destino, había afectado en serio su forma de pensar y ver la cosas.

Se ha caído el cuento de hadas, se ha terminado el color de rosas abriendo en primavera que aseguraba que iba por donde era, que todo estaba bien, que su camino y su trayecto era más que correcto, llegó a su final la ilusión, se rompió una parte de la venda y consigo no queda más que quitarla, ya está de más si no cubre nada, si no protege de la realidad, esa misma que amenaza con enseñarle que no es una princesa, esa misma que llegó a romper esa burbuja que había cubierto su vida por tanto tiempo. 

Ya no podía más, era algo imposible el imaginar que en verdad ella era más que música, que la vida no era sólo una melodía, un ritmo con compás musical, tal vez de 6 x 8, al fin de cuentas era su compás favorito, prefería ese al que ayudaba a dibujar círculos en el estudio, ese estudio que detestaba porque no era música. 

Cada célula de su cuerpo gritaba y pedía música, no podía negarle a su cuerpo su esencia más pura, la música era su añoranza más profunda y no eran ganas de reiterar en el asunto, pero es que en serio no veía nada más allá de ella, era su pasión, pero tal vez, no, en definitiva era su pasión, no cabía lugar a ninguna duda, ningún tal vez, no cuando estaba a mínimos pasos de lograrlo.

Tenía que estar centrada, enfocada, ni una sola distracción podía meterse en su camino, pero es que enserio estaba cansada de sentir un vacío, algo faltaba, no, no podía faltar nada, estaba de maravilla, todo iba bien, sólo faltaba un poco más, y tenía la música de su lado, estaba completa, esa sensación era una cosa que pasaría con el tiempo, ella era música.

Se mentía a sí misma, era esa la verdad completa, la música, la curaba por un momento, pero acudía a ella porque en realidad no tenía nada más a la mano, no contaba con nadie, más que con la música ese vacío era en realidad su mente, rogando que rompiera de una buena vez esa maldita venda que se había puesto hacía ya tanto tiempo.

Soledad, ese sentimiento tan horrible que de sólo pensar en él hecho de sentirlo se le cerraba el esófago y le daba un ataque de pánico, pero es que la realidad estaba a punto de romper su burbuja, de terminar su imaginario de ser música andante, por favor, ni que fuera el mismísimo Mozart, ni Beethoven o tal vez Johann Sebastian en persona

Nunca pensó que su cuenta regresiva para salir de aquel orfanato en el que creció, esa cuenta regresiva para llegar a su mayoría de edad  y poder firmar con esa disquera en la que logró entrar, era en realidad su cuenta regresiva para atropellarse con la realidad, para chocar con el mundo de frente y entender que más allá de sus fosas nasales hay un mundo entero.

Un Sueño Para SabrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora