Capítulo 6

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La mañana había llegado, el príncipe abrió los ojos sintiendo un peso encima, cuando quiso levantarse, noto a Seungkwan que lo abraza como antes, cuando eran niños y compartían la misma cama, ya que a Seungkwan le daba miedo dormir solo. Sonrió viendo al joven dormir plácidamente, acarició su cabello, y le dio un beso en la frente, para luego quitarlo delicadamente y salir de ahí. Se topó con Mingyu que se encontraba trazando líneas en una hoja que tenía en sus manos. El príncipe lo miró, observando cada parte de su cuerpo, comenzando con su rostro, no había notado que tenía una pequeña cicatriz cerca de su ojo derecho, su cuerpo era más ancho que el suyo, sabía de por ley, que se estuvo ejercitando y además el comía menos que Seungkwan, sus piernas estaban marcadas, y sus pantalones dejaban ver lo bien que se veía con ellos, sabía correr.

-¿Qué? ¿Luzco demasiado lindo? -se burló Mingyu sacando a Wonwoo de sus pensamientos, solo puso su mala cara, y caminó a él para sentarse a un lado.- ¿Tienes hambre? Podemos ir a la aldea una vez partamos de aquí.

-¿Hace cuanto tiempo te dedicas a eso? -preguntó ignorando lo que Mingyu había dicho, él no entendía de lo que hablaba.- ¿Desde cuando eres ladrón?

-No lo recuerdo exactamente, solo sé que mi padre me enseñó a robar cuando tenía ocho años, al principio lo hacía por tratar de alimentarnos, pero cuando mi padre murió se convirtió en otra cosa, una afán de vivir con las cosas de los demás, es por eso que lo hago.

-¿Por qué no buscaste a alguien para vivir?

-¡Por dios! ¿Quién quiere a un ladrón como marido? Todos en el pueblo que estaba escondido entre el bosque me odiaban, a cada uno les había robado algo valioso para ellos y luego los vendía con mercaderes de los reinos cercanos, nadie me quería cerca, y si antes no habían hecho algo para matarme, ahora menos...

-¿A qué te refieres?

-Wen destruyó esa aldea hace cuatro días... aunque les había robado por lo menos una vez, me sentía feliz que me notaran, y muchos de ellos murieron ya, me he quedado sin nada...

-No estás solo. -Wonwoo comenzó a mirar al suelo- Tienes a Vernon, y puedes tenerme a mí... -Mingyu sintió un calor cálido recorrer su cuerpo.- estoy hablando, que puedes tenerme como un amigo cercano, eres quien me salvó, supongo por lo menos debería hacer algo para que no te sientas triste, incluso te haría parte de mis guardias, eres fuerte, rápido, servirías mucho para mi reino. -Mingyu esbozó una sonrisa.

-Me encantaría tenerte a mi lado, pero, soy un ladrón que nunca servirá al reino, porque después de todo, mi deber es robarlo al príncipe y que el príncipe me persiga.

-¡Wonwoo! ¡Tengo hambre! -Seungkwan salió gritando el nombre del príncipe, dejándose ver con el pelo despeinado, se veía adorable, y Wonwoo no era el único que lo veía de esa forma, sino un chico que se mantenía acostado fingiendo no haber escuchado esa platica tan interesante.

-Hay que movernos a la aldea. -dijo Mingyu levantándose, le extendió la mano a príncipe para ayudarlo a levantarse, él lo tomó gustoso y ambos se miraron a los ojos por unos segundos sin soltarse de las manos.

-Wow, el amor a veces puede ser algo disparejo. -bromeó Vernon volviendo a la misma posición a la que estaba antes de que Seungkwan llegara.

Tanto Mingyu como Wonwoo se soltaron rápidamente, desviando sus miradas a otras partes, las palabras de Vernon causaron un efecto para que ambos se sonrojaran. Seungkwan miraba confuso la escena.

En pocos minutos, levantaron sus pertenencias y caminaron para llegar a la aldea, había mucha gente en ese momento, todos sonreían felices, se veían tan cómodos. Los cuatro se acercaron a un puesto de frutas y algunos dulces que atendía un anciano, Mingyu observó con detalle el lugar, y pudo divisar un símbolo conocido, el símbolo que aquel casco tenía, el de un reino que desconocía totalmente, creyó que había provenido de otro continente, pero parecía que permaneció en el que ya estaban.

El Príncipe Encantado - SEVENTEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora