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Por el camino, se cruzó con su grupo de amigos y se dieron un abrazo amistoso.

– Josh hermano, ¿Dónde estabas? ¿Jugando a cazar animales?

Brendon era así. Siempre con sus típicos comentarios que al final te sacaban aunque sea una pequeña sonrisa.
Y así fue.

– Me quedé dormido.

– Ya ya, las excusas de siempre. – Palmeó la espalda de Josh.

– Chicos, os dejo que tengo examen de literatura más tarde y quería estudiar un poco en matemáticas. – Habló Jenna, la chica alfa de ojos azules.

Brendon asintió pero le guiñó un ojo después y le dedicó una sonrisa pícara.

– ¿Me he perdido algo? – Preguntó Josh intentando aguantar la risa.

– Oh no, no no, no pienses que intento ligar con Jen. – Respondió Brendon con tranquilidad. Jenna haciéndole señas de que se callara, y Ashley intentando aguantar la risa. – Es solo que...

Josh levantó una ceja, queriendo saber qué había ocurrido en esos dos días de fin de semana que no había visto a sus amigos.

Brendon se acercó más a Josh y puso una mano en las comisuras de su boca de forma que nadie más pudiera escucharlo, a modo de secreto.

– La rubia está pillada por el castaño raro.

Josh frunció el ceño y Jenna le dio una colleja a Brendon en la parte trasera de su cabeza.

– Auch, eso duele. – Esperó un instante y puso una pequeña sonrisa. – Pero creo que más te va a doler a tí que te rompan el corazón.

Ashley no pudo aguantar la risa y comenzó a reírse, con Jenna fulminando a ambos con la mirada.

El timbre sonó y la rubia recogió su mochila del suelo para echársela al hombro y comenzar a andar hacia su clase, pero Josh la espetó antes de que siguiera caminando.

– Espérame, ¿No? Vamos a la misma clase. – Sonrió Josh.

Se despidieron de Brendon y Ashley, y caminaron despacio hacia su clase.

– Jen, ¿A quién se refería Brendon?

Jenna suspiró mientras miraba el suelo y caminaba dando pequeños pasos, al igual que Josh.

– Nunca se callará ese metiche. – Soltó una risita. – El chico nuevo.

Josh frunció el ceño de nuevo. Se sentía totalmente fuera de onda. No sabía que había chico nuevo.
Definitivamente hoy no era su mejor día.

– Bien, ¿No? Tal vez con el tiempo surja algo.

Jenna negó desanimada.

– No lo creo, apenas habla con nadie y además creo que tiene novia.

– Bueno, es nuevo has dicho. Dale tiempo y ya verás como al final consigues su amistad. – Josh pasó una mano por la espalda de Jenna para animarla, y esta sonrió.

– Gracias Josh. – Contestó. – Por cierto, me encanta tu nuevo color de pelo. Es muy... Tú.

Josh rió, pasando una mano por su cabello de color rojo ahora.

– Soy divino. – Hizo una pose rara consiguiendo que Jenna riera y varias personas lo miraran raro al pasar por su lado.

Llegaron a su respectiva clase de matemáticas y se sentaron como siempre en las penúltimas mesas.

La nariz de Josh volvió a arrugarse y Jenna lo notó.

– ¿Ocurre algo? – Preguntó algo preocupada.

– Nada. – Negó rápido.

Pero sí ocurría.

De nuevo ese olor tan apetecible.

Se acercaba cada vez más...

Un poco más...

Solo un poco más...

– Señor Joseph, siéntese en la mesa que queda libre atrás del todo. – Ordenó el profesor. – Bienvenido a la clase.

En ese momento, la mirada del teñido fue a parar al chico castaño que acababa de entrar en la clase, y cuyo olor le hacía dar vueltas la cabeza.

Los manos de Josh se cerraron inconscientemente en forma de puño, y la rubia a su lado lo miró preocupante acariciando con suavidad las manos de éste.

– ¿Seguro que estás bien? Estás raro desde que hemos entrado.

El teñido relajó sus manos y miró la mesa, haciendo pequeñas formas con sus dedos para intentar distraerse.

El castaño pasó por su lado y notó como posaba su mirada en él.
El instinto le decía que al salir de allí se tirara sobre él y le hiciera suyo, pero la voz de su padre resonaba en su cabeza: "Los omegas serán aniquilados, tarde o temprano"

La clase transcurrió con normalidad.
Bueno, salvo que el chico omega nuevo que Josh ya había caído en la cuenta de que era por el que estaba pillada su amiga Jenna, se encontraba una mesa detrás suyo, y la rubia de vez en cuando le intentaba ayudar con alguna operación matemática.

Josh intentaba prestar atención pero le era imposible.
Podría jurar que el castaño lo taladraba con la mirada, y eso que estaba de espaldas a él, cosa que le estaba empezando a poner muy nervioso.

Su voz tenía un tono bastante bajo, y era algo rasposa, pero a la vez bastante dulce.
Los sentidos de Josh estaban por las nubes.

Respondía a los intentos de ayuda de la alfa con palabras monótonas o frases muy pobres;  "Sí", "Está bien", "Vale, gracias".

No entendía como su amiga que era una alfa podría querer llevarse bien con un omega.

Omegas y alfas nunca estarán juntos, y eso lo había aprendido desde muy pequeño con su familia.

En aquellos momentos, lo único que quería era salir de allí cuanto antes e irse a su casa.
Su olor era como una maldita droga que lo atontaba.

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Luna llena • Joshler ;(omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora