Daela caminaba como todos los días a su casa. Andaba por el bosque, sin prisa, a las cuatro de la tarde siempre después de la escuela. Vivía en Spring Valley, al norte de Inglaterra. Spring Valley tenía muchos bosques y entre esos destacaba, ya que era el más grande, norno hyelle, que es algo así como roble de cristal en élfico. Daela amaba ese bosque ya que las criaturas mágicas abundaban en él.
Gnomos, hadas, Centauros y muchas más paseaban por ahí.
Daela vivía con su abuela en un prado justo en medio del bosque. Era una cabaña pequeña y aterradora, perfecta para ella. Pero al otro lado del prado se encontraba filit asto uno de los bosques más aterradores de Inglaterra y el mundo, el preferido de Daela. Había criaturas creadas por el mismo diablo. Obscurias, Apeilés, hadas rojas y mucho más. Daela lo había tratado de recorrer, pero era difícil. Algo le decía que no debía internarse más. Su abuela le había contado que ahí habitaban las Spero. Eran criaturas a las cuales no podías ver, pero que provocaban cosas horribles. Si estabas cerca de una te hacían ver tu peor pesadilla y si estabas 5 minutos viéndola, se hace realidad. Todos les temían, y era obvio.
Daela llegó a casa y tocó 3 veces como hacía siempre. Una amigable señora abrió la puerta. Era gordita y bajita, con pelo canoso y expresión cansada. Era la abuela de Dalea.
- Vaya niña, llegas 5 minutos tarde - dijo la abuela y la invito a pasar.
- Solo vine un poco más lento y ya - le dijo sonriente.
- ¡NIÑA QUE TE HA OCURRIDO! - exclamó la mujer y señalo hacia su brazo derecho.
Tenía un rasguño profundo, pero pequeño.
- pff de seguro una rama - dijo sacándose los botines.
- Rama, claro. Ven para acá antes de que los aimatirí te maten.
Junto sus dos manos en la herida y en unos segundos apareció una pequeña cicatriz.
- va a sanar prontó - dijo - hoy cenaremos pasta - le sonrío y se fue.
La Señora Aegis era la abuela materna de Daela, una bruja con poderes curativos que salvo a su nieta muchas veces de la muerte. La crió desde pequeña para poder investigar sus poderes y educarla contra el mal tarea que había hecho muy bien. Daela sabía como defenderse de prácticamente todo.
Esa noche cenaron escuchando la radio local, y al termino de esta, Daela se fue a arreglar para la escuela.
Cuando se iba a acostar a Daela se le ocurrió leer un rato. Quería algo nuevo que aprender, algún conjuro o técnica así que se dedico a buscar en la parte de arriba de la estantería. Sin querer le pegó a un libro que cayó a su lado rozandole la cabeza.
- "la secreta pero cierta historia Star"- leyó con curiosidad y sin pensarselo dos veces, se encerró en su habitación a leerlo.
Abrió el libro y comenzó a leer las primeras páginas.
- "si caen en manos equivocadas estamos destruidos" - repitió. No había firma en esta cita ni tampoco un autor. Fue al índice. Habían conjuros prohibidos, mutaciones, tipo de hechicería, pero el que le intereso a ella fue "Origen". Estaba escrito en una lengua antigua que Daela ya dominaba así que no le fue difícil.
"Todo ser que reciba este libro sabrá la verdad le guste o no. Acabamos de encontrar la profecía. Cuenta que en un futuro, dos mujeres Star serán brujas oscuras a las cuales el mismo diablo temerá"
No decía nada más. El libro estaba completamente destrozado. Solo alcanzó a leer una palabra.
- "nigromante" - dijo en voz alta.
Las brujas oscuras habían sido desterradas hace más de 10 siglos, pero estaba prohibido hablar de eso.
Alguien tocó la puerta. Estaba con cerrojo, así que Daela guardo el libro bajo su cama y abrió.
- ¿si abuela? - preguntó fingiendo no saber nada.
- lo encontraste - dijo.
- ¿Qué? - pregunto Daela, sabiendo a que se refería.
- haz tus cosas - dijo apresurada la abuela - hoy mismo te vas donde tus padres, al pueblo de tumuial, en Alemania - y al decir esto cerró la puerta.
Guardo ropa y algunos libros y agendas. Comida una linterna y como no, su muñeca de tela.
Bajo apresuradamente a la cocina.
- estoy lista - dijo sin entender mucho.
- ten - dijo la abuela. Le pasó una navaja suiza. - no es cualquier navaja suiza, contiene pócimas, navajas que te defenderán de seres demoníacos y amuletos mágicos - añadió.
Daela le dio las gracias.
Ambas salieron y se subieron al auto.
La abuela la dejó en el paradero de autobús más cercano.
- Daela, quizá no volvamos a vernos y por eso quiero decirte que triunfarás y serás una gran bruja. Te quiero mucho - la abraza mientras llora.
- y yo a ti, gracias por todo - y con eso Dalea subió al bus, sin saber que estaba sucediendo.Daela caminaba de vuelta a casa, como hacía todos los días después de la escuela. Era un camino largo, debía tomar un autobus, el cual la dejaba fuera de la ciudad, para tener que caminar por el bosque a la pequeña cabaña de su abuela, pero a pesar de esto, Daela lo disfrutaba, ya que escuchaba sus canciones favoritas mientras pensaba en su día y en los que vendrán.
Mientras caminaba por el bosque, Daela pensaba en el regalo que le daría a su novio Alex la próxima semana, ya que cumplirían un año juntos.
- Quizá podría llevarlo a un "mágico paseo en el bosque, tener un picnic, darle alguna cosa y decirle que soy bruja, aunque en realidad aún no lo sea... bah, es patético- pensó.