Karl asintió, ocultando sus temblorosas manos en los bolsillos de su pantalón.
— Sí... —susurró— Sí, claro —insistió— Si así lo deseas... —se calló—También está bien para mí.
Quería echarse a llorar y no sabía el motivo. En realidad, eso quería intentar hacerse creer, porque sabía que hacía algún tiempo atrás cayó totalmente rendido ante el encanto del alfa.
«Se siente herido.
Puedo sentir a su lobo muy triste. No me gusta»
Comentó su lobo.Caminó entre tropiezos hacia el ascensor, deseando adentrarse en él y desaparecer a otra dimensión, si es que aquello era posible.
— ¡Señor Karl! —gritó la recepcionista justo antes de adentrarse en aquel espacio cerrado— ¡Un segundo!
Karl se giró para mirarla, encontrándose con un alfa que no había visto antes.
— Este señor está aquí para una entrevista de trabajo —comentó ella con nerviosismo— Está programado con la señora Emma, pero si lo desea... —
— No, está bien —le interrumpió él— Venga conmigo. Yo me encargaré de su entrevista.
El alfa asintió, caminando a paso decidido hacia él.
Karl no le tomó importancia, ya que su estado de ánimo y su malestar no le permitían hacerlo. No obstante, tanto Mason como Clarisse se encontraban demasiado nerviosos ante la presencia de éste.
A Joshua tampoco le agradó, revisándolo con precaución un par de veces con su ceño fruncido.
— ¿Por qué tan triste, bebé? —inquirió el alfa, acomodándose mejor en el reducido espacio— Se te ve un poco nervioso, pero espero que no sea por mi presencia.
« ¿Y éste de qué coño va? »
Inquirió su lobo.— Un poco más de respeto, ¿no? —comentó Karl, alejándose disimuladamente de él— Y no es de su incumbencia, señor.
— Uh... —comentó el alfa con una gran sonrisa— Me gustan mucho los que dicen que no pero después se lanzan a mis brazos, ¿sabías? —insistió— Eso me prende mucho.
Karl aprovechó que las puertas se abrieron de golpe para salir del lugar sin pensarlo tan siquiera dos veces. Caminó hacia el despacho de Emma, el cual usurparía momentáneamente, más nervioso que antes.
— Siéntese —comentó señalando la silla frente al escritorio.
Dejó la puerta abierta, pensando que no deseaba dejar su única oportunidad de escapar cerrada a cal y canto.
— Comencemos por algo sencillo —comentó Karl, echándole un vistazo a su currículum para evitar mirarlo a los ojos— Nombre y motivo por el que está solicitando el puesto de trabajo vacante.
— Me llamo Leandro, pero tú puedes llamarme como desees, nene —comentó el alfa con una gran sonrisa— Y estoy interesado en tomar el puesto porque necesito trabajar. Sencillo ¿eh?
Karl tomó una respiración profunda, mordiendo su lengua para no mandarlo directamente a la calle.
Tenía unas normas que cumplir y, por tanto, no podía decirle que ya le llamaría hasta que no le hiciera unas cuantas preguntas más.
— ¿Tiene experiencia? —inquirió con fingida cordialidad.
— Mucha, nene —comentó entre escandalosas risas— Mucha.
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Alfa, quiero un nido ©
Manusia SerigalaSamuel, un omega varón de veintiséis años, se siente preparado para dar un paso más allá en su relación. Él quiere un nido. Está listo para pedirle a su pareja un nido porque desea experimentar todas aquellas cálidas sensaciones de las que todo el...