Un bosque perturbador, sombrío y marchito se podía contemplar a su alrededor al paso que sobrevolaba aquellas espina, enredaderas y plantas marchitas.
Estaba en tierras hostiles y prohibidas para su gente y lo sabía, era consciente de ello, estaba en esos dominios por una razón; Encontrar a la bruja del norte, la más poderosa entre las criaturas mitológicas, y única de su especie.
— Jamás creí que una pequeña hada, se atreviera a romper su propia ley. —musito una hermosa mujer, llegar de la nada cual susurró de viento otoñal.
A diferencia de cómo los humanos creen que se vería una bruja, estas eran todo lo opuesto a la temática popular. No era una anciana horripilantes que asustaría hasta el más valiente gallardo. Las brujas eran los seres más hermosos que cualquier ser mitológico, y esta bruja de bello cuerpo esculpido, cabello rubio cual oro, ojos azules como el mar, no era la excepción.
— No me importa las leyes de mi clan. — encaro valientemente la pequeña hada— Vine en tu búsqueda.
— Pero que honor la mía. ¿A que se deberá?
— ¡Sabes a que eh venido! —exclamo decidida a cualquier cosa, con tal de obtener su propósito— Siendo la más poderosa de los reinos, tú eres la única que puede ayudarme.
— Habla. —tenía curiosidad por saber cuál era su petición.
— Necesitó una poción. Un hombre morirá por mi culpa si no es tratado con rapidez.
— ¡¿insinúas que salvé a uno de los que se encargo de cazar mi gente?! — grito enojada.
La pequeña hada sabía a qué se enfrentaba, ella odiaba a los humanos ya que ellos fueron los culpables quienes se encargaron de darle casería a los suyos, dejándola como la única bruja. Aun así debía de intentarlo, el humano quien le debía la vida contaba con poco tiempo.
— Este humano es diferente. — musito
— No me hagas reír. Todos los humanos son iguales; egoístas y viles bárbaros que solos buscan destruir todo a sus pasos.
— ¡Pero él no! — grito, estaba dispuesta a todo con tal de ayudar a aquel humano.
La bruja del norte estaba impresionada, jamás nadie se atrevió gritarla y menos a enfrentarla, veía que en los cristalinos ojos de la pequeña hada avía pureza, además de valentía. Era claro que estaba dispuesta a todo con tal de salvar al maldito humano aun si esta debía de entregar su propia vida si ese fuera el caso.
Sonrió maliciosamente, tenía algo en mente, algo que a lo mejor, podía desistir cualquier deseó del hada de ayudar al humano.
— Muy bien. Elaborare una poción para que tú humano se salve de la muerte eminente.
— ¡¿De verdad?!— grito esperanzada.
— Sin embargo, debes de dar algo a cambio. Una vida, por otra; esa es la equivalencia.
— Si eh de salvarlo, que así sea. Te doy mí...
— No quiero la vida de un hada— intervino.
— ¿No? ¿Entonces de quien?
— Quiero una beba humana. Con ella podre restablecer a mi gente, para que las brujas vuelvan a renacer.
— ¡¿Vas a matar a un bebe con tal de salvar a tu gente?!
— No. Tú lo harás con tal de salvar a tú humano.
Estaba en silencio, el hada debía de pensar detalladamente que debía de hacer. Era fácil si daba su propia vida, pero jugar con la vida de otro humano no estaba en sus planes.
— Veo que es una decisión difícil para ti. Te doy tres días para que lo pienses. ¡Hasta entonces no vengas sin una beba! — Desapareció tras un fuerte viento, dejando ecos de carcajada.
Sabía los leales que eran las hadas y esta no iba a ser la excepción. ¿O sí?
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Lealtad de un hada (Juego de perfiles)
FantasySe conocen a las hadas como leales criaturas, pero... ¿Hasta que punto serian leales? Historia corta para Juego de perfil.