sᴜ ᴍɪʀᴀᴅᴀ | ʜɪᴛᴀᴄʜɪɪɴ ʜɪᴋᴀʀᴜ¡!

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Cómo dije antes al volver al instituto algo cambió.

Antes de entrar teñí mi cabello de un rojo bastante más oscuro que mi tono natural, y comencé a ocupar lentes pues las lentillas me tenían harto.

Esos lentes eran horribles, pero al menos no iba de ciego por la vida.

El primer día saludé a algunos pocos que me reconocieron, el resto me dió igual.

Suo se veía muy confuso y animado, me saludó con un abrazo fuerte y atrás de él estaba Ootori, quién sólo me dirigió una mirada extrañamente amistosa.

En fin, el dúo se fue con su grupo y yo volví a mi salón, mantuve conversaciones triviales con algunos de mis compañeros hasta que entró el profesor.

Era un profesor nuevo, con una cara de pocos amigos.

Debió tener al rededor de unos 30 años, era bastante guapo y dejó suspirando a más de una chica, y chico también.

A las chicas de mi salón les gustaban los tipos con pinta de rebeldes, no lo entiendo sinceramente.

Pude notar que antes de hablar nos examinó a todos, en cuanto fijó su mirada en mí sentí algo jodidamente familiar.

Me puso ansioso.

Se presentó, iba a ser el encargado de nuestra clase ese año.

Sólo logro recordar su apellido pues con el paso del tiempo sólo lo llamé por apodos, Izanagi era.

En la primera clase sólo escribió unas cosas y nos dejó la hora libre.

Yo, aún algo inquieto, saqué mi cuaderno y me puse a hacer dibujos mientras escuchaba música, no hice nada en especial, sólo rostros y gatos.

Al final todos salieron al receso y yo me quedé ahí con el profesor, a quién sentí observandome.

Al final me cansé y le devolví la mirada, mala idea pues me causó un escalofrío ver sus ojos fijamente.

Eran idénticos a los de él.

Estaban de vuelta sus ojos molestos.

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