capítulo 12 ~ El gato por liebre.

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"Una mentira no tendría ningún sentido a menos que sintiéramos la verdad como algo peligroso."

                                            – Alfred Adler











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Su cabello estaba recogido en el retrato y las proporciones del rostro eran tentativamente inequívoca, con los pómulos más pronunciados y unos ojos que brillaban en un efecto de la luz iluminada en el retrato. Es una joven Evelin que fluctuaba entre los 17 años.

Tal vez no es ella, pero su similitud no podía ser más impresionante.

Babel estaba segura, la hermana que tanto se reservaba su vida y que poco sabía de ella era quien estaba plasmada en pintura.
La misma Evelin con la que había estado pasando sus días durante los últimos tres años, la misma que la asfixiaba con sus reglas y sus enseñanzas desmedidas...¿Por qué? ¿Por qué jamás le había contado de esto?.

Volvió a mirar el cuadro.
Si, esa era Evelin, una muy joven versión de su hermana, llevaba el cabello cortó de un rubio cobrizo (su color natural) y estaba lijeramente más delgada con el contorno más remarcado.
Pero era ella.

— ¿Cómo es posible? — Talló su rostro con fricción. Llevaba horas viendo la imagen, tratando de explicarse algo.
Evelin, había estado comprometida, lo que significaba  que ella no planeaba regresar, ¿O tal ves si?. Pero, ¿Cómo? ¿Cómo consiguió regresar?, ¿Porqué nunca supo de su desaparición?
¿Su padre lo sabía?, ¿Su madre alguna ves se entero?

La cabeza punzaba, los ojos se cerraban. La fatiga latiga sus pensamientos, no había respuestas en ellos, solo más preguntas.
Se hecho en la almohada, dejando el cuadro en el lado que no usaba de la cama.
Se giró hacia la ventana desviando su atención del retrato.

No podía quitarse de la cabeza las preguntas que deseaba hacerle a su hermana, tanto tiempo que pasaron en la misma casa, en el mismo espacio y aun así... Evelin jamás confío en ella, nunca lo hizo a pesar de ser la misma sangre, eran completas desconocidas.

Sus párpados se cerraron después de que ls flama de la vela consumió la cera casi por completo.

Babel había despertado hastá el atardecer. Para su sorpresa las doncellas no habían interrumpido su sueño.

Se levanta adormecida retirando las sábanas con lentitud, al estar al borde de la cama observa el retrato a la distancia. Coge el sobre tirado en el suelo y procede a introducir la pintura en el mismo.

En la edad del tiempo © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora