•"Instinto: Capítulo Único."

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El sueño de Dipper Pines; un muchacho de aún doce años con cabellos castaños ondulados que dan la impresión de ser esponjosos, ojos de un brillante y natural color avellana que es un híbrido entre un humano y un conejo—algo totalmente normal en esta utopía contada— es que, a pesar de poseer una muy corta edad, su sueño es encontrar el amor.

Y es normal tener esa idea influenciando se por sus mayores y su entorno. Tampoco es que sea dependiente de su futura pareja, él sabe que tiene la suficiente capacidad para vivir por sí solo al crecer. Puede cazar, sabe de estrategia, puede construir chozas o camas improvisadas y encontrar un refugio si sale de viaje muy lejos de su hogar y familia. A temprana edad se le enseña eso a los hijos o nietos.

Actualmente no vive con sus padres, debido a que estos andan de viaje muy lejos. Él junto a su gemela, la cual ella nació siendo una elfa, están al cuidó de sus tíos que son elfos. Dipper sacó el rasgó de conejo debido a su madre, su padre en cambio es elfo al igual que sus tío abuelos. Pero dejando ése tema, el anhelo del menor de los Pines es encontrar el amor eterno y fiel.

Al igual que Mabel aunque jamás lo admitirá en voz alta, llega a pensar varias veces como sería su futura pareja. Ha oído que aquellos seres o animales que son fieles a su pareja incluso después de la muerte, son los lobos, zorros, tritones, por mencionar algunas especies populares y destacables. Por eso Dipper se imagina con alguien siendo de dicha especie y como saldrían sus futuros hijos, aquello lo ilusiona demasiado.

Él tiene todo lo que necesita, lo único que le falta es el amor. Y tampoco siente un interés por los pocos Alphas conocidos a su alrededor que suelen ser mucho mayor que él. Su gemela tuvo suerte de coincidir con una ninfa de cabellos rubios hace unas pocas semanas. Pero sabe que todavía no se han apareado, aún así su relación promete mucho.

Es normal entre los híbridos aparearse con otros híbridos o incluso animales por completo. La edad nunca importó. Por lo regular, hablando de conejos que es de donde el desciende, suelen tener relaciones sexuales a temprana edad.

Por lo normal y se estima, entre los diecisiete y dieciocho años. Lo más temprano sería los catorce, más no imposible ni sería mal visto. Muy rara y poco común será ver a  uno de veintidós años sin hijos. Y aunque el Pines sabe que aún tiene mucho tiempo para encontrar a su amor, no evita ponerse ansioso y preocupado por no encontrar aquella media naranja de la que tanto ha escuchado.

Entre sus pensamientos, mientras regresa a casa después de recolectar fruta en una gran canasta, escucha unos ruidos no muy lejos de donde el está. Un poco curioso decide averiguar, suenan como maullidos lastimeros.

Se oculta entre unos arbustos, acechando a su vez lo que hay del otro lado. Y para su sorpresa queda cautivado al ver a un chico joven, quizás un poco mayor que él ocultando su rostro entre sus rodillas, en una expresión deprimente por lo que puede juzgar.

El niño tiene cabellera rubia, unas orejas peludas del mismo color que su pelo, brillante y hermosos. Además de una cola peluda sobresaliente. Aquello hizo pensar al conejito castaño que puede ser descendiente de los lobos o los zorros, y la verdad no sabe que idea le suene más tentativa.

Dipper tomó demasiado valor, tragó duro y decidió aún tímido acercarse al contrario. Con su canasta de frutas, tales como bananas, naranjas, frambuesas, fresas y uvas detrás de su espalda. Sus largas orejas de pelaje castaño, por fuera se asomaban y alzaban con curiosidad e intriga por saber de aquel niño o pre-adolescente en esas tierras.

Algo que añadir es que en esta utopía se viven en zonas de campo. Casas muy cercas del bosque. O que forman parte de él sin problema alguno. Parte de la naturaleza, y que hay ciertas zonas divididas en grupos de especies de animales que aunque suene denigrante así se clasifican las zonas pertenecientes a Herbívoros y Carnívoros.

Instinto- BillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora