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Jeongin suspiraba agitadamente sobre el pecho desnudo de su pareja, con una pequeña sonrisa entre labios mientras el sudor corría por su frente. No lo habían hecho desde hace tiempo debido a sus ocupadas agendas, teniendo que hacer horas extras en sus trabajos o por algún asunto de sus familias, pero también estaban las excusas que Minho ponía para evitar su situación actual.

La mano del menor acariciaba la anatomía del adverso con cariño, apegándose todo lo que podía para matar el espacio entre sus cuerpos, haciendo que este fuera inexistente. Se mantuvieron atrapados en un incómodo silencio, dejando que sus respiraciones volvieran a su ritmo habitual.

Algo andaba mal y ambos lo sabían.

Jeongin levantó su cabeza para ver al contrario, quien miraba desinteresadamente a cualquier otro sitio, evitando el contacto visual con su pareja.

Minho no tenía ánimos de seguir fingiendo el mismo entusiasmo que antes sentía cada vez que estaba con Jeongin. Ahora sus días eran grises y la sonrisa del más bajito, por más preciosa que fuera, no le hacía sentirse mejor.

Había aceptado hacerlo con él esa noche únicamente para desahogarse del fastidio que llevaba dentro, causado por sus propias acciones, terminando por odiarse aún más al notar que Jeongin no lo había disfrutado, su dulce sonrisa ocultaba lo arrepentido que estaba.

El fuego de su relación comenzaba a apagarse y Jeongin, como un completo iluso, creyó que lo mejor era tener relaciones con su novio, pero eso solo empeoró las cosas.

— Honnie, ¿estás bien? —Preguntó con preocupación en su tono de voz, peinando los cabellos ajenos hacía atrás como si nada hubiera pasado.

— ¿Uhm? —El castaño parpadeó varias veces para volver a la realidad. Asintió levemente con un intento de sonreírle, realizando una mueca que solo hizo desconfiar aún más al otro— Estoy cansado, quiero descansar. —Murmuró vagamente para después soltarse del abrazo del menor, dándose la vuelta antes de apoyar su cabeza en la almohada, cerrando sus ojos con fuerza.

Desde el comienzo de su relación se la pasaban demostrándose el afecto que se tenían, siendo Minho el más cariñoso de los dos. Últimamente, luego de dos años de noviazgo, Jeongin creía que algo andaba mal, no se sentía correcto como antes. Por supuesto que él seguía amándolo como desde el primer día, sin embargo no podía decir lo mismo de su compañero, había dejado de recibir atención desde hace tiempo.

Cada vez que alguno llegaba al hogar que compartían se saludaban con un beso en la mejilla, porque Minho siempre desviaba su rostro, esquivando por completo los dulces labios que su novio le ofrecía. Jeongin terminó de confirmar que algo le sucedía al mayor mientras lo hacían esa noche.

Tuvo que aceptar a duras penas hacerlo de espaldas, a pesar de proponerle cambiar de posición, el adverso no le hizo caso aún sabiendo que ambos odiaban esa pose. Al pelinegro no le importó en el momento, creyendo ciegamente en las excusas de Minho, pensando que todo volvería a como era antes, solo necesitaba paciencia.

— Buenas noches, amor. —Murmuró antes de recostarse en la cama, sin embargo no obtuvo respuesta alguna.

A la semana siguiente habían decidido asistir a una reunión en casa de un amigo en común, siendo Minho el que había propuesto dicha salida. En ese momento Jeongin sintió un gran alivio crecer en su pecho, esa era la prueba que necesitaba para comprobar que iba a recuperar el cariño de su pareja.

No dudó en observar la enternecida sonrisa del mayor mientras conducía, incluso pudo contemplar el bello brillo que se encontraba atrapado en sus ojos. El viaje no duró mucho y en cuestión de minutos ya se encontraban saludando a sus amigos entre abrazos y risas, recordando que la última vez que se vieron fue hace un largo tiempo.

Who do you love 𖤘 MinjeongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora