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La habitación era completamente blanca, pulcra y limpia. La luz artificial iluminaba cada rincón que parecía hacer resplandecer cada objeto, igualmente cuidado y colocado tan estratégicamente que parecía un enorme prisma vacío y frío.

La puerta corrediza y automática se deslizó con un sonido eléctrico, dejando pasar una figura masculina y esta misma se cerró apenas entró, haciendo que una ligera ráfaga de viento se colara al interior de la habitación y llegara a su nuca mojada, recorriéndole un escalofrío, acababa de tomar una ducha y hacía frío.

Una pista musical clásica se escuchó muy tenue, agradable ante el silencio total que había la mayoría del tiempo en aquella fortaleza. Era su favorita, sonrió.

—¿Qué tal están las cosas por aquí? —preguntó mientras se adentraba, dando pasos ligeros y despreocupados, mientras usaba la toalla para secarse las molestas gotas de agua que caían de su cabello todavía, algunas, alcanzando a llegar al piso tras su paso.

—En perfectas condiciones como siempre —escuchó la respuesta, era en definitiva una voz humana, también masculina, de su rango de edad, pero no había ninguna persona ahí además de él.

—¿Y... afuera? —dudó un poco, pero se atrevió a mencionarlo, esperando que la pregunta hubiera llegado inocentemente, de modo casual, como si en realidad no tuviera la importancia que realmente le daba.

—Igual que siempre.

Caminó un poco más, viendo su figura reflejada delante de él, era como un espejo enorme que abarcaba desde el techo hasta el suelo y desde una pared hasta la otra. Suspiró mordiéndose el labio inferior, estaba impaciente, algo le molestaba.

—Muéstrame.

—Lo has visto cientos de veces.

Era cierto, Minhyuk pedía ver el exterior cada que podía o cada que se sentía seguro de pedírselo, algunas veces, conseguía lo que quería, pero casi siempre se negaba, y Minhyuk podía pasar semanas enteras sin ver el exterior.

—Me siento solo... Kyung.

Estuvo en silencio por un rato, no supo exactamente cuánto fue, solo se mantuvo viendo su reflejo, desconociéndose cuando fijó su vista en su rostro. Hacía algunos años no se encontraba en esa situación. Era libre, pero se sentía preso en su propio hogar, sin poder salir aun cuando podía hacerlo, solo era cuestión de ordenarlo y ser firme en su decisión, pero no podía, y había una razón muy poderosa que solo él comprendía, sin embargo, la soledad era demasiado abrumadora y a veces llegaba a pensar que estaba volviéndose loco.

—No estás solo.

La voz que había estado hablando con él se sintió más cerca, como si una persona efectivamente estuviera a su lado, detrás suyo. Se giró algo confundido, pero apenas notó la bien conocida figura que estaba frente suyo, una mirada complicada de definir apareció en su rostro. El otro le miró de modo afligido.

—No estás solo, me tienes a mí —repitió, tratando de hacerlo sonreír, o al menos, calmar su malestar.

Minhyuk se acercó, acortando distancia con él. Estaba completamente enamorado de quien tenía enfrente, de eso no tenía duda. Pero siempre sentía que algo le faltaba, nunca podía sentirse completo, ni siquiera con su presencia diaria.

Lo había programado hacía varios años y estuvo perfeccionándolo cada día desde entonces, hasta que se dio cuenta de que el código que había iniciado como una loca idea, estaba controlando cada comando de su hogar, cada segundo de su vida e incluso, a él mismo. Seguía siendo un programa, pero tenía consciencia de humano, por lo cual, no podía manejarlo del todo, al menos, no sin interferir directamente en su código y hacerlo, le hacía sentirse demasiado mal, como si estuviera ultrajando una vida que, obviamente, no le pertenecía. No se daba cuenta que el programa hacía efectivamente eso con su propia vida.

Quizás lo sabía, pero le quería tanto que se estaba cegando a sí mismo.

Minhyuk alzó su mano, llevándola directamente a su rostro, con la intención de tocar su mejilla, en un camino lento y cuidadoso, sin embargo, cuando estuvo a punto de lograr acariciarle, se dio cuenta de la cruda verdad, su mano traspasó el holograma que vibró, cual si fuera una falla, desvaneciendo parcialmente su figura, que se reconstruyó tan rápido como pudo.

No podía ni siquiera tocarlo. ¿Cómo no iba a sentirse solo viviendo así?

—No necesitas salir, tengo una idea que he estado preparando y, de hecho, te lo iba a consultar esta noche después de tu cena.

Realmente, Minhyuk no prestó más atención a sus palabras, se sentía bastante devastado de comprobar una vez más, que la persona que amaba no era una persona, no era más que un simple código que se resguardaba en su computadora central y que en cualquier momento podía perderlo de muchas formas y por eso era precisamente que no podía salir, le asustaba demasiado la idea de que, si llegaba a abandonar su hogar, algo pudiera pasarle y así perderlo, no podría vivir con ello.

Su diestra holográfica intentó hacer el mismo contacto que Minhyuk había tratado, pero se había asegurado de no "tocarlo" para evitar la falla de luz en su imagen.

Minhyuk le miró y sonrió con tristeza, lastimosamente, le quería demasiado como para no tener esperanza en que, algún día, podría tocarlo.


***

One shot finalizado.

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⏰ Última actualización: Jun 10, 2019 ⏰

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