Capítulo Uno: Génesis

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Hace mil trescientos años existió uno de los imperios más grandes y poderosos del Medio Oriente, Pherum, ubicado al borde del golfo de Bengala, conocido por su hermosa arquitectura, sus fuertes tropas, su diversidad cultural y la nobleza de sus ciudadanos.

Pherum era gobernado por el emperador Jacroc, el hombre mas respetado de todo el imperio, junto a su esposa y emperatriz Eisra, una de las mas bellas del imperio. Los emperadores fueron destinados desde jóvenes a contraer matrimonio por beneficio de Pherum y un imperio aliado llamado Gancoc. 

Al comienzo no fue fácil para Jacroc y Eisra estar juntos, eran solo dos adolescentes destinados a casarse por el bien de sus imperios, no por amor puro. Sin embargo, con el paso del tiempo, cuando verdaderamente empezaron a conocerse se dieron cuenta que la vida y el destino no los junto solamente por beneficio, los junto para amarse y reinar con base en el amor.

El palacio imperial de Pherum fue hogar de la familia del emperador Jacroc durante ciento trece años, desde el comienzo del poderoso imperio hasta que este fue víctima de traición llevándolo a su eliminación y olvido.

Los emperadores tenían cinco hijos, el mayor y heredero Frah, el príncipe Laroc, la princesa Siraph, el príncipe Pherec y finalmente la princesa Aliphra.

La familia siempre fue muy unida a pesar de la inesperada llegada del príncipe Laroc la cual dio comienzo en un atardecer como cualquier otro. Jacroc y Eisra jugaban con su primogénito Frah en los jardines del palacio cuando de la nada Eisra escuchó a lo lejos un tierno llanto, corrió guiándose por el sonido de este para ver de que se trataba, y ahí estaba, detrás de un gran árbol, recostado sobre una armadura, un pequeño niño recién nacido. Eisra se acercó al pequeño y lo levantó, lo acercó a su pecho y en ese preciso momento decidido cuidar de él. Le ordenó a sus sirvientes que lo asearán y lo arreglarán y desde ese preciso momento, Laroc fue parte de la familia imperial de Pherum a pesar de que Laroc no tenia sangre autentica y digna.

Eisra y Jacroc amaron a Laroc como si fuera hijo de su misma sangre, nunca lo trataron diferente ni lo discriminaron y siempre le exigieron a todos los habitantes de Pherum que lo trataran como parte de la familia imperial a pesar de que algo muy adentro de ellos sabia que acogerlo había sido un error. 

Un año después de la llegada de Laroc, nació Siraph, su hermana menor, a los dos años nació Pherec y al siguiente nació la última integrante de la familia, la pequeña Aliphra. Los cuatro hermanos de Laroc siempre lo trataron por igual, los cinco crecieron jugando, riendo, peleando, perdonando y aprendiendo.

La familia imperial siempre fue muy respetada por su unión y prestigio, sin embargo, no era un secreto para los habitantes  del imperio que Laroc no era un hijo legitimo de los emperadores y por esta razón, cuando el caos llego a Pherum, los ciudadanos no dudaron en culparlo.

El Príncipe Laroc con solo 17 años fue amenazado varias veces por personas del imperio. Desafortunadamente esto llevo a los emperadores a mandar a Laroc a vivir al imperio de su madre Eisra, Gancoc, debido a que la situación se les estaba saliendo de control.

Eisra y  Jacroc le prometieron a su hijo que estaría en Gancoc poco tiempo, sin embargo, duro allá seis años a pesar de que el caos lleno de plagas y guerras  no duró todo ese tiempo. Los emperadores decidieron mantenerlo lejos de casa por miedo a que lo que paso en el imperio se repitiera, temían por el bienestar de su hijo y el de Pherum. No obstante, Laroc no reaccionó bien a la decisión de sus padres, lo habían separado de sus hermanos, de sus amigos y del lugar que lo vio crecer.

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