14 ene. 2019

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Ya había limpiado mis lentes por segunda vez, se empañaban a cada paso dentro de ese nuevo ambiente. Recogí una hoja de un color llamativo del piso terroso y divagué un rato en cuánto tiempo habrá pasado desapercibido ese diseño. Pero, eso a mí no me incumbe, iba a ser antropólogo, no trabajador de McDonalds, o espero serlo más bien. Cómo sea, fue buena referencia aunque nadie leerá esta weá, a menos que alguien intruse en mi velador, como tú Salvia que sé que otra vez estás violando mi privacidad. De todas formas gracias por el diario, recién me acordé que me habías comprado esta libreta china para navidad. 

Llegué esta mañana a matricul(e)arme en la Universidad de Concepción, y lo escribo así porque esperaba un proceso ordenado para matrículas, tal vez esperaba demasiado de mi institución. Aunque debo decir que si no me hubiera perdido apenas entrar al campus y casi chocado con un edificio sin razón y quedar como un enfermo mental frente a un grupo de niños (que tampoco asimilo el por qué de su presencia en el campus en plenas vacaciones) pude haber llegado más temprano al proceso y no debería de soportar ese calvario de hacinamiento en el Templo del fuego, también llamado la Casa del deporte, es una referencia estúpida pero es la mejor comparación que se me ocurrió en ese momento. Continuando con el horno de la burocracia; estaba sopeado hasta los cocos mientras la fila nunca avanzaba en la estancia de judíos (lo sé, chiste negro pero, histórico). De todas formas habían weones más sudados que yo, y eso que andaba con polerón híbrido con mezclilla y polera negra. Era un alivio para mí que ver que el wn que llevaba chalas Zico y shorts estaba más cagao de calor que yo, podía ver sus chalas derretirse en el recinto como los lápices de cera en la lámpara del abuelo, ¿recuerdas eso Salvia?, suponiendo que sigues invadiendo mi poca privacidad, esa vez sólo nos percatamos cuando gritaste, volví de la casa de la vecina con la amita corriendo para encontrar tus manos rojas en crayón verde. De vuelta otra vez al entorno de matadero me encontré con la Vargas en la fila  (si es que al despelote que había se le puede llamar fila), al parecer se iba a matricular en Pedagogía en Artes, avanzamos juntos hasta que llegó nuestro turno, me dejó pasar primero y una vez firmados los 3 papeles (de los incontables que llevé, pensando que de verdad necesitaba hasta la cartola hogar como Samael dijo), me dirigí a que me tomaran la foto para la TNE y la tarjeta de la universidad. No me dejaron ni ver la foto, pero según mi amiga no estaba tan mal al menos desde su perspectiva. Ahora escribo saliendo de esta caverna sudorosa, mientras camino a paso lento y hambriento.

Nota para los mechones que se se vayan a matricular: lleven agua y báñense, porque el olor es desesperante, usen desodorante y no lleven nada que no les hayan pedido explícitamente en la página de la universidad, vi weones que llevaron la licencia enmarcada, ni la habían pedido, y mucho menos con un cuadro de madera más grande que él y con sus fotos qlas de cuartinos al lado pasadas a axe chocolate y vino en caja o en el caso de otros que siendo zorrones también trajeron su cuadro de 1,1 metros con fotos y la licencia, con hedor a piscola y no sé, algún perfume zorrón genérico. 

FayumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora