Evelyn subió rápidamente a su automóvil y dejó su bolso en el asiento del copiloto, llevándose ambas manos a la cabeza, gritando después por pura impotencia. Echó a andar el carro y pisó el acelerador para salir hacia la avenida más cercana que la llevara a su departamento en la Roma. Conducía recapitulando todo lo que pasó hace unos minutos en su mente, aún tenía el sabor de sus labios en su boca y aún podía oler su aroma sobre su ropa.
Se detuvo en el primer alto que encontró en su camino, había comenzado a llover y el ambiente no podía estar más deprimente. Something in the way sonaba mientras ella se limpiaba con el pulgar la lágrima que logró escapar de sus ojos.
«Something in the way,
Why am I crying for you, babe?»Subió el volumen y comenzó a cantar con todas sus fuerzas la canción de Jorja Smith que describía su sentir tan bien en esos cuatro minutos que duraba. Era la única forma que ha encontrado de desahogarse en este momento.
—¡Tan pendeja que has sido, Evelyn!
No podía dejar de pensar en él, era como si una bomba de recuerdos hubiese estallado en su cabeza en ese momento. Recordó el correo electrónico que le envió hace diez años, cinco minutos antes de abordar un avión con dirección a Argentina, porque terminó con él después de dos años de relación de una manera cobarde, con aproximadamente 200 palabras que mandó por e-mail.
Nunca le dijo que se inscribió en una universidad para continuar sus estudios en Buenos Aires y que estaba dispuesta a dejar todo atrás en México, incluido él y a su familia, porque sentía que no pertenecía más a este país, porque quería encontrarse a sí misma sin importar el precio que tuviese que pasar. Alejandro lo supo cuando ella ya estaba en el avión y no pudo hacer absolutamente nada, Evelyn se encargó de cortar la comunicación con él.
Alejandro nunca iba a saber lo mucho que Evelyn lloró cuando miró todas las fotografías de su boda con Lorena en la revista Clase y que esa fue la razón por la que se casó tres meses después. Jamás iba a enterarse que ha seguido muy de cerca su carrera musical, a pesar de que en un principio no creyó en él y en sus locos sueños.
Alejandro nunca iba a saber que Evelyn se ha encerrado esta noche en su apartamento, con una botella de tequila y las canciones más tristes que ha encontrado en Spotify. Jamás se iba a enterar que se ha quedado dormida después de llorar, arrepentida por las malas decisiones que tomó hace diez años.
Pasaron cinco semanas y ninguno de los dos hizo el más mínimo intento por mantenerse en comunicación. Alex fue fiel a la promesa que le hizo a Lorena, a pesar de que pasó varias noches mirando el chat de Evelyn, preguntándose si ella también esperaba a que le escribiera tan siquiera para desearle buenas noches.Y sí, Evelyn pensó en escribirle las primeras cinco noches. Tenía textos escritos en su bloc de notas en el celular, textos que iban desde decirle que lo extrañaba y otros en dónde le llamaba cobarde por no atreverse a dejar a Lorena para estar con ella, textos que nunca mandó y que eventualmente terminó eliminando, así como el número de celular de Alejandro.
A pesar de todas las barreras que intentaban poner, ambos pensaban bastante en esa noche y aunque intentaban negarlo la mayoría del tiempo, se extrañaban con locura. Se habían acostumbrado a mandarse mensajes a todas horas, a salir cuando tenían un espacio libre, a reír de sus antiguos y nuevos chistes locales, a platicar de tantas cosas...
—¿Realmente me estás escuchando?
Luis Carlos sacó a Alex del trance en el que había entrado. Él soltó los cubiertos, dejándolos encima del plato blanco, apenas si ha tocado su platillo, se la ha pasado divagando estos últimos minutos.
—La amo.
—¿De qué hablas? —Cuestiona Luis Carlos.
—A Evelyn, nunca dejé de amarla. Es una realidad que no puedo seguir ocultando.
Luis apenas si esbozó una sonrisa, sin separar los labios, preguntándose ahora qué más seguía después de tal confesión.
—La extraño como un loco. Sé que estuve lejos de ella diez años, sin saber absolutamente nada, sé que me casé con Lorena y seguí adelante. Y es increíble que en un segundo Evelyn viniera a cambiar la vida a la que me acostumbré en esos diez años de su ausencia y cómo fue que tan rápido me acostumbré a tenerla en mi vida de nuevo, en un mensaje de buenos días, en las charlas que teníamos en nuestros tiempos libres, en absolutamente todo.
—¿Y qué piensas hacer ahora?
—Hablaré con mi abogado. —La voz de Alejandro denotaba seriedad—. Le voy a pedir el divorcio a Lorena, le pediré a Evelyn que volvamos a intentarlo. Sé que ella se siente como yo, lo sé.
El morocho no pudo opinar nada más, quizás la decisión que ha tomado Alex es la mejor. Irá tras la mujer de su vida, a aquella que inconscientemente ha esperado por tantos años, por lo que Luis sólo pudo darle dos palmadas en el hombro y permaneció en silencio mientras lo veía tomar su teléfono para llamarle a su abogado.
ESTÁS LEYENDO
Asignatura pendiente
RomanceAlex nunca pudo olvidarla, Evelyn se convirtió en un sueño recurrente durante los últimos diez años en los que no supo de ella. Hasta que una noche llegó el momento de mirarla nuevamente a los ojos y solo así entendió que hay amores que nunca se van...