Coger la cremallera y cerrar la maleta es un paso mucho más importante de lo que parece. Es abrirse a un nuevo mundo, descubrir nuevas aventuras, vayas donde vayas. Salir de tu zona de confort significa madurar y crecer como persona. Y, de todo eso, Bella no era consciente. No se imaginaba todo lo que iba a vivir en tan poco tiempo, a todas las personas que iba a conocer y, sobre todo, todo lo que iba a crecer. Se dispondría a vivir una de las cosas que más le iban a marcar en su vida, y todo tras cerrar una maleta.
El reloj marcaba las 10:16 pm y Bella no podía estar más nerviosa. Tenía miedo, mucho miedo de que apareciese por la puerta pero tenía más ganas aún de salir por ella, de dejar todo esto atrás y de no volver allí nunca más.
No iba a abandonar su vida al completo, de eso ella era totalmente consciente, pero lo que no quería era volver a sentirse como esos últimos años. Con 26 años sabía que era lo suficientemente madura como para tomar ciertas decisiones pero aún era una niña y tenía toda la vida por delante para equivocarse, caerse, levantarse, volverse a equivocar y vuelta a empezar.
Así que, deslizó con suavidad la maleta hasta la puerta, se acercó al mueble de la entradita y depositó un sobre en el que ponía "Jorge" deseando marcharse de allí en cuanto antes. Pero escuchó algo que le hizo respirar hondo antes de abrir, unas patitas corrían hasta la entrada, Max, el perro de ambos, quería salir a la calle y, aunque sabía que Bella no lo iba a sacar, se quiso acercar para despedirse de ella.
Lo acarició con mucha dulzura, siendo consciente de que lo más probable era que no lo volviera a ver y sintió su rostro húmedo.
No quería ser débil, no lo era para nada, con su corta edad había vivido golpes muy duros, creía que la vida no estaba hecha para ella y estaba muy cansada ya. Se limpió las lágrimas con cuidado y salió de la casa.
Durante el trayecto hacia el coche se permitió llorar, lo necesitaba, estaba harta de ser la fuerte y quería ser como otra persona normal.
Toda la tarde había estado preparando su marcha, diciéndole a su familia que no contactasen con ella, mandando un mensaje a su jefe para pedirse una semana libre y hablando minuto a minuto con su mejor amiga, Gala. La única persona con la que no se había atrevido estaba a punto de llegar a su hogar para encontrarse con la mitad de la casa vacía.
Bella se dirigió hacia su Nissan Pulsar, plata lunar, lo abrió, entró y bajó las ventanillas dejando que el viento chocase con su rostro y haciendo que recorriese un escalofrío por él causado por las lágrimas que lo habían mojado. Hacía buen tiempo, pues a finales de mayo ya no hace frío y se permitió conducir con la ventanilla bajada.
Sentada en el asiento del piloto abrió su iPad introduciendo el nombre de una aerolinia cualquiera en el buscador "Formentera está bien" pensó mientras compraba un billete al día siguiente por la mañana que salía desde el aeropuerto del Prat. Apagó su teléfono, no quería saber nada más de él y puso rumbo hacia su nuevo destino. Aparcó fuera de un hotel, el primero que encontró a las afueras de Barcelona, parecía pequeño y agradable, exceptuando un grupo de personas que había fuera creando escándalo "qué pronto han empezado los viajes de fin de curso" pensó mientras sacaba una de sus dos maletas del coche, el iPad y el móvil.
Una furgoneta negra aparcada justo al lado impedía un poco su paso, pero no tanto como el de esas personas que estaban a la puerta que cada segundo se iban alterando más. Entre tantas esquivaciones tropezó con su propia maleta y cayó al suelo "lo que me faltaba" pensó.
En ese momento, alguien le tendió la mano y le ayudó a levantarse. Estaba tan avergonzada por la caída que ni se molestó en levantar la cabeza, tan solo recogió su maleta y entró al hotel. Se registró y se dirigió a su habitación. No sin antes hacer lo que debería haber hecho hacía tiempo:
- Chiqui, soy yo - dijo relajada mientras se sentaba en un sillón esperando al ascensor.
- Joder, Bella, ¿dónde estás?. Llevo hablándote desde hace más de una hora, no recibes mensajes, no respondes llamadas, ¿Qué pasa? - preguntó Gala, su mejor amiga, muy preocupada.
- A lo mejor, si te calmas te lo puedo explicar todo - respondió pausada y tras tomar una gran bocanada de aire - lo he hecho, Gala - y volvió el llanto mientras subía al ascensor Acompañada de dos chicos más, mientras no levantaba la cabeza, susurraba y escuchaba a su amiga.
- ¿Has hecho qué? - cuestionó temeros a su amiga.
- He terminado con todo, tía. Me voy, estoy harta, he dejado a Jorge y me he largado - y se limpió una lágrima.
- ¿Cómo? No puedes hacer eso, no sin mí ¿puedo saber dónde estás y voy a contigo? - dijo desesperada - sobre todo, no llores, Bella, la vida no se merece que llores por eso.
- Cari, necesito estar sola, de verdad. Necesito aclarar mis ideas, poder pensar por mí misma y no por los demás, solo quería que supieses que estoy bien, que voy a estar una semana incomunicada pero que volverás a saber de m-
- De eso nada, señorita - interrumpió su amiga - ahora mismo te compras otra tarjeta, me agregas y ya está - ordenó.
- Eso deberé de hacer, de momento voy a apagar el móvil y a dejarme llevar, ya hablamos amiga, te quiero.
- Y yo, mucho.
La conversación terminó al mismo tiempo que Bella entraba por la puerta de su habitación. Iba a apagar el móvil pero vio un mensaje de WhatsApp "Jorge" ponía. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos y, antes de leer más que las tres primeras palabras, extrajo la tarjeta SIM, la rompió y se tumbó en la cama a la espera de que la presión en el pecho pasase.
No pasaba y decidió que lo más coherente era darse un baño relajante y acostarse para intentar dormir algo. Abrió el agua y preparó una bañera enorme, se sumergió en ella y las lágrimas no tardaron en surgir. Se sentía frágil, indefensa, rota y vacía, tenía esa sensación que hace que llores por todo pero no por algo en especial por tanto, no puedes dejar de llorar.
A los cinco minutos llamaron a su puerta, se extrañó porque no había pedido nada y el miedo la inundó. "Y si es Jorge que ha rastreado mi móvil y me ha encontrado" supuso. Cada vez estaba más asustada pero los golpes suaves no cesaban.
Se enroscó en una toalla "vaya cara" fue lo primero que se le pasó por la cabeza al deslizarse por delante del espejo de la entrada. Abrió muy lentamente temiéndose lo peor y esperaba encontrarse a alguien equivocado detrás de esa puerta.
Pero Bella no se equivocó al abrirla y era totalmente inconsciente de que, además, estaba dando paso a su nueva vida.
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¿Quién se encontrará detrás de esa puerta?
¿Qué querrá?
Bueno, en el próximo capítulo lo averiguaréis aunque podéis ir haciendo vuestras pauestas en los comentarios jejejejeje
Primero, me gustaría daros las gracias porque, únicamente en la Sinopsis ya hay más de 100 lecturas ¿hola? jajajaja
Sois geniales y sé que no me voy a arrepentir de nada así que, ¡palante!
RECORDAD: Podéis encontrarme en Twitter como @ekalbii o en https://curiouscat.me/Bidunett para hacerme cualquier pregunta jijiji
PD: a partir de ahora, subiré cada Lunes y cada Jueves pero, he pensado en poner algún límite de Votos que, si sobrepasáis antes de esos días, actualizaré nada más lleguéis.
El primer límite son 40 Votos, he sido buena jajajaja
Muchas gracias, ¡un saludo!
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CREMA
FanfictionBella está a punto de romper con todo en su vida. Lo que no imagina es que el destino pondrá a Alfred en su camino para que queme todo su pasado y barra las cenizas de sus miedos.