—Como le dije, señora Crawford, quisiera que me cuente el más mínimo detalle de todo lo que sucedió en ese hotel con esa magnifica vista hacia el mar —espera a que le responda toda la historia que, para destacar, ya conté en la oficina de policía hace algunos días cuando me detuvieron por homicidio hacia mi novio, mi novio. La policía sin ver exactamente la gravedad de los hechos, me forzaron bruscamente para no moverme mientras tenía la lloradera por algo que ni yo misma entiendo cómo ocurrió, ni cuándo, ni por qué exactamente.
Las cosas se pusieron feas, tanto que la Venus que le facilitaba secuestrar, manipular, torturar y ser la chica demente, ha entrado en una pequeña habitación con millones de agujas pegadas a la pared y aquella habitación se achiquitaba cada vez más desde aquel día, ese día tormentoso.
Todo estaba saliendo de maravilla, nadie nos encontraba y disfrutábamos de la sangre, pero ahora somos nosotros quienes tenemos la sangre y la ley está divirtiéndose con eso. ¡Oh, normas constitucionales, hermosas y destrozas normas constitucionales y morales!
Me costó demasiado confesar ante la policía porque tenía que profundizar cada palabra que quería que salieran de mi boca para que ellos no sospecharan nada sobre mí, ni de Austin, ni mucho menos de nuestro pasado. Muchas personas le salen con naturalidad las palabras y crean un show de argumentos tan perfectos como para ser admirado por los más profesionales espectadores de entretenimiento y suspenso, pero cuando estás en una estación de policía, esposada, acusada de homicidio, no sabes lo que ocurrió y tienes un pasado oscuro y turbio, es lo peor que te puede pasar, más si eres alguien como yo.
Sin embargo, ella está aquí; una de las abogadas más reconocidas y recomendadas del país, por lo que su presencia vale californio, entonces debo de ser lo más traslúcida para ella.
—De acuerdo.
Una de las cosas que más apreciaba de esta habitación es el cómo puedes observar el sol escondiéndose bajo el agua, que cubre kilómetros de superficie y los reflejos del sol se difumina en el cielo de una forma espectacular. Es digno ver eso, además que puedes quedarte minutos parada detrás del cristal y aún no te cansas, como yo.
Él no hablaba, y tampoco es que quería que lo hiciera. La paz y la tranquilidad es algo por el que me moriría por obtenerlo; realmente quiero descansar, pero el miedo y la intriga nos prohíbe ese deseo baldío. Está sentado con una impaciencia en su interior, aunque no lo nota, pero yo sé cómo se siente porque es el mismo sentimiento que tengo en estos momentos.
Quiero saber; quiero saber quién está detrás de todo esto.
Me dirijo hacia una de las pequeñas mesas que tiene esta habitación y acaricio levemente el maletín de cuero color negro que está con seguro. Es sorprendente que este maletín sea tan valioso por lo que contiene, y el por qué lo contiene. Contener este maletín es como contener veinticuatro cajas ocultas por la ciudad donde exponen los más profundos secretos del país.
Mis manos tiemblan, así como me vuelvo torpe a la hora de tratar de abrir el maletín, pero al final lo logro abrir el maletín. Decenas y decenas de billetes de color verde, sumando una totalidad de cinco mil dólares.
—¿Estás diciéndome que era más valioso el silencio de ustedes que su novio caminando entre las calles? —pregunta la abogada con cierta intención de sentirme estúpida, que mi decisión conllevó a la muerte de Austin y la razón por la que está ella aquí, sentada al frente mío con ese estúpido corte que tiene —, porque según su declaración, el dinero no era nada más que una salida para el mutismo del negociador, con el fin de que no dijera ni una palabra en relación con la vida de su novio, quien estaba desaparecido por más de dos años; un caso que muchos policías se rindieron y su familia lo tomó entre llantos y pena.
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Al paso de las horas
Misteri / ThrillerElla sabía que sus planes eran malignos, manipuladores e inmorales, pero también sabía que corría un gran riesgo, pero no lo importaba, pues sus planes le llenaban el alma de sangre y placer a partir del pánico de otros. No obstante, desde aquel día...