El collar (1/2)

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Amber~
—¿¡Que?!— dije preocupada al escuchar la noticia

—¿No te alegra?—dijo mi madre con las orejas bajas mientras me miraba

—Mamá-dije calmada—no es que no esté agradecida por esta oportunidad pero... sabes que nunca me emociono mucho esto de viajar

—Amber está es una gran oportunidad, solo son unos meses de entrenamiento y luego uno o dos años en la ciudad—me dijo intentando convencerme—Ademas si no vas te quedarás en casa a cuidar a tu hermana y haciendo tareas para la manada.

Me quede en silencio mientras pensaba, viendo el lado positivo, mi madre no podría obligarme a cazar o a cuidar a mi hermana si tenía que entrenar.

—De acuerdo iré—dije un poco más feliz
—Tu entrenamiento empieza mañana— me contesto con una sonrisa
—Entonces... ¿tengo el día de hoy libre?
—Si
—¡Genial! —dije poniéndome de pie ya que estaba sentada —Gracias Mamá —fui corriendo al lugar secreto de Leo, el ya se encontraba ahí por lo que no tuve que ir a buscarlo.

—Hola venadito

—Hola Amber—me dijo alegre

—Mi madre me dio el día libre ¿qué quieres hacer?

—¿Una carrera hasta el lago? —dice mientras se para y se posiciona

—A la cuenta de tres

—Una— empieza el a contar—Dos
—¡TRES!— digo empezando a correr
—¡Hey eso es trampa! —me dice el empezando a moverse

Así pasamos el resto del día jugando, nadando, y hablando hasta que se hizo de noche y ambos regresamos a nuestras cuevas, llegue y me tumbe en el suelo para dormir.

[...]

—¡Amber despierta!—me grita mi hermana menor mientras salta sobre mi cuerpo, para cualquiera que la vea es un ángel pero si la conoces mejor verás que no es cierto.

—¡Amber despierta!—me grita mi hermana menor mientras salta sobre mi cuerpo, para cualquiera que la vea es un ángel pero si la conoces mejor verás que no es cierto

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Amber y su hermana

—Esther déjame dormir — digo empujándola levemente con mi pata
—Mamá dice que te apresures o llegarás tarde— después de decir eso se va a otra parte de la cueva, cierro los ojos un segundo.

[...]

—¡AMBER!—escuchó el grito de mi madre retumbando en las paredes de la cueva y despierto de golpe, veo por un hueco en la pared de la cueva y me doy cuenta de que es tarde.

—¡Ya voy!—me levanto y salgo por el hueco en la pared, voy al lago más cercano y limpio mi pelaje, regreso a casa, y voy a la entrada de la cueva, mi madre me espera me da una liebre, la como rápidamente y me dice que me apresure porque voy a llegar tarde. Corro con dirección al bosque, llego a un claro donde hay otros cinco lobos, dos más o menos de mi edad y los otros tres son adultos, uno de los adultos un lobo con pelaje rojizo, está hablando me acerco y me siento al lado de los dos lobos jóvenes.

Un Amor PeludoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora