El amor ,¿Qué es el amor? ¿Cómo definir algo tan complejo, contradictorio, fascinante y que al mismo tiempo nos hace sentir tan vivos? No puede observarse bajo un microscopio, hay quien lo define en términos químicos y quiénes hacen poesía de él. Amor es inspiración, a veces hasta sufrimiento, todos quieren vividlo, la mayoría lo han sentido alguna vez, pero nuestra cuenta pendiente sigue siendo poder explicarlo.
«donde hay amor hay vida».
Esta es sin duda, una de las definiciones más sencillas pero realistas sobre esta dimensión maravillosa, a la vez que misteriosa. Esta emoción es la que nutre al bebé que acaba de nacer, la que nos ayuda a crecer, la que nos hace sentir parte de un grupo social. El amor, por así decirlo, nos sitúa en el mundo...
Canciones de amor. Todos tenemos nuestras preferidas, y en ellas se nos intenta explicar qué es y qué implica este sentimiento y sobre todo, lo que nos produce: , desdicha, inspiración, pasión... Esas letras nos hablan de amores no correspondidos, e incluso de sus tipologías: el amor interesado, el romántico, el amor eterno, el que nace de la amistad...
«El amor es algo ardiente
Que forma un anillo de fuego...»-Johnny Cash-
Si ya has estado o estás enamorado, sabes de sobra lo que se siente aunque no lo puedas expresar en una definición que semántica mente abarque todos los matices. Así, si hay algo que la mayoría sabemos es que no siempre somos libres de enamorarnos de quien de verdad desearíamos. Por decirlo de otro modo: el nos elige. Y esa elección puede ser la apropiada o por el contrario, traernos más sufrimientos que dichas.
¿Por qué tenemos tan poco control en materia afectiva, por qué no podemos ser más objetivos, más racionales? ¿Qué subyace al fenómeno de la atracción?
Nos ocurre a todos. En ningún medio de comunicación sale como "la pareja perfecta" la silueta de dos mujeres lesbianas, un chico blanco y una chica negra, un barrendero y una abogada o una joven escritora y un hombre más mayor.
Amar es el mayor acto de valentía.
Hace poco salió en los medios de comunicación un hombre con que postrado en una cama vio nacer a su bebé. A todos nos estremece, a todos nos emociona. Pocos tendríamos los arrestos necesarios para luchar a su lado día a día.
Vivimos en la cultura del mínimo esfuerzo y de las apariencias. Somos grandes egoístas.
El amor supone una gran entrega, pero sin perder la identidad. El amor es compartir, aprender, descubrir... Se suele decir a alguien que ha acabado una relación de pareja que hay muchos peces en el mar. Podríamos incluso, añadir algo más, hay muchos mares con peces. El amor no entiende de idiomas, colores, ideologías, edades o sexos. No seas tú el que lo aleje por prejuicios, miedos o mitos encubiertos en .
Así que, si aún no has encontrado a "tu príncipe azul" o "te salió rana", crees que "a las mujeres no hay quién nos entienda" o que "somos demasiado complicadas" puede que quizás estés adoptando una perspectiva equivocada. Abre tu mente y vive, el amor puede encontrarte en el lugar menos esperado.
Nadie pierde por dar amor, porque ofrecerle con sinceridad, con pasión y delicado afecto nos dignifica como personas. En cambio, quien no sabe recibirlo ni cuidar ese inmenso es quien pierde de verdad. Por ello recuerda, nunca te arrepientas de haber amado y haber perdido, porque lo peor es no saber amar.
Afortunadamente la neurociencia va ofreciéndonos día tras día reveladoras informaciones que nos explican por qué actuamos como actuamos en esto del amor. Lo primero que conviene recordar es que el cerebro humano no está preparado para la pérdida, nos supera, nos inmoviliza y nos enclaustra durante un tiempo en el palacio del .
«El amor no tiene cura, pero es la cura de todos los males»
-Leonard Cohen-
Estamos programados genéricamente para conectar entre nosotros y para construir lazos emocionales con los que sentirnos seguros, con los que edificar un proyecto. Es así como hemos sobrevivido como especie, «conectando», de ahí que una pérdida, una separación e incluso un simple malentendido haga que salte al instante la señal de alarma en nuestro cerebro.
Ahora bien, otro aspecto complejo sobre el tema de las relaciones afectivas es el modo en el que afrontamos dicha separación, dicha ruptura. Desde un punto neurológico cabe decir que empiezan a liberarse al instante las hormonas del estrés, conformando en muchos casos lo que se conoce como «el «. Sin embargo, desde un punto emocional y psicológico, lo que sienten muchas personas es otro tipo de realidad.
No solo experimentan el dolor por la falta del ser amado. Sienten una pérdida de , de aliento vital. Es como si todo el amor dado, todas las esperanzas y afectos dedicados a esa persona se hubieran ido también, dejándolos vacíos, yermos, marchitos...
Entonces... ¿cómo volver a amar de nuevo si lo único que habita en nuestro interior es el polvo de un mal recuerdo? Es necesario que afrontemos estos momentos de otro modo.
Todos nosotros somos un delicado y caótico compendio de historias pasadas, de emociones vividas, de amarguras soterradas y camuflados. Cuando se inicia una nueva relación nadie lo hace enviando previamente todas sus experiencias pasadas a la papelera de reciclaje.Nadie empieza de «0». Todo está ahí, y el modo en que hayamos gestionado nuestro pasado hará que vivamos un presente afectivo y emocional con mayor madurez, con mayor plenitud.
«Es mejor haber amado y perdido
que nunca haber amado en absoluto»-Alfred Lord Tennyson-
Ahora bien, el hecho de haber vivido en piel propia una amarga traición o, sencillamente, percibir que el amor se ha apagado en el corazón de nuestra pareja cambia mucho el modo en que vemos las cosas. Dar amor con intensidad durante una época determinada, para después quedarnos vacíos y enclaustrados en la habitación de los recuerdos y las ilusiones perdidas, cambia muchas veces la arquitectura de nuestra personalidad.
No falta quien se vuelve desconfiado, e incluso quien desarrolla poco a poco la gélida y férrea coraza del aislamiento donde interiorizar el clásico mantra de «mejor no amar para no «. Sin embargo, es necesario derribar una idea básica en estos procesos de lenta «autodestrucción».
Nunca debemos arrepentirnos de haber amado, de habernos arriesgado a un todo o nada por esa persona. Son esos actos los que nos dignifican, los que nos hacen ser humanos y maravillosos a la vez. Vivir es amar y amar es dar sentido a nuestras vidas a través de todas las cosas que hacemos: nuestro trabajo, nuestras aficiones, nuestras relaciones personales y afectivas...
Si renunciamos a amar o nos arrepentimos por haberlo ofrecido, renunciamos también a la parte más hermosa de nosotros mismos.
La respuesta emocional parece ser muy distinta. Las mujeres sienten mucho más el impacto de la separación, sin embargo es común que se repongan antes que los hombres.
Ellos, por su parte, suelen aparentar estar bien, se visten con la máscara de la fortaleza refugiándose en sus ocupaciones y responsabilidades. Sin embargo, no siempre logran superar esa ruptura o tardan años en hacerlo. ¿La razón? El sexo femenino suele disponer de mejores habilidades para gestionar su mundo emocional. Facilitar el , buscar apoyo y afrontar lo ocurrido desde una perspectiva donde se halla el perdón y la actitud de pasar página suele hacer las cosas más fáciles.
Sea como sea, y más allá de los géneros o del motivo que haya originado esa ruptura, quedan claras algunas cosas que es necesario inocular en nuestro a modo de vacuna. Ningún fracaso emocional debe vetarnos nuestra oportunidad de ser felices de nuevo. Digamos «no» a ser esclavos del pasado y eternos cautivos del sufrimiento.