Dionisio

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Estaba completamente seguro de que había visto ese tema mil veces en clase, incluso en el traslado a la escuela estaba tarareando algunas formulas del libro que Hades tachaba de innecesarias, pero justo en ese momento frente al examen, mi mente no podía recordar nada del tema que tanto había repasado, y ahora estaba con las manos sudorosas murmurando maldiciones.
Justo frente a mí se encontraba Poseidón en la misma situación, y aun peor, porque él ni siquiera había estudiado.
Había faltado a la última clase y no lo había visto en casa en toda la tarde, en pocas palabras, no sabía nada del examen.

El profesor Staller se paseaba de una lado a otro del salón entregando las hojas de respuestas.
Ese día parecía que se había hecho la corbata con los ojos cerrados y su cabello castaño tenía algunas plastas de cera para peinar, dando a entender que se había quedado dormido.
Antes de empezar el examen se dispuso a darnos una pequeña charla motivacional.
-Y recueden- agregó con una sonrisa -, las respuestas están en su corazón, pero no las del examen. Pueden comenzar.

Jamás me había sentido tan nervioso luego de entregar el examen desde aquel pequeño really de cocina en el olimpo, cuando todos dijimos que el pastel de manzana de Ares sabía pésimo y nos quedanos sin cocina, por toda una semana.
Consejo: Jamás le pidan a Ares que cocine, por su bien.

El resto del día no fue nada especial, hasta la tarde, que sería la hora de entregar los resultados del examen. Mientras tanto decidí marcharme a casa para pasar el rato.

Como tenían el carro ocupado debía irme caminando.
Con solo doblar la esquina me encontré a Hestia, que se estaba escabullendo detrás de los arbustos de la escuela.
Me parecía un poco raro y sospechoso así que la seguí.
-Hey- dije haciéndome paso entre las hierbas- ¿Qué haces aqu-?
Hestia me jaló casi inmediatamente al suelo con una expresión alarmada.
-Shhh, puede escucharnos.
-¿Escucharnos? -pregunté con el ceño fruncido- ¿Quién?
Hestia se quedó un momento en silencio, escuchando y luego echó un vistazo.
-No sé, es decir, si sé, pero no estoy segura- volvió a mi lado un poco nerviosa-. Es difícil de explicar, la había visto antes pero no la había reconocido. Tenía los mismos ojos pero me parecía imposible que estuviera aquí, y que supiera de, ya sabes.
Intenté comprender todo lo que me decía.
- Espera, no entiendo.
-Lo sé- admitió timidamente- yo tampoco. No dije nada porque no estaba segura, y no quería molestarlos con una falsa alarma.
Justo cuando estaba por decirle que no entendía nada de lo que me estaba hablando Hestia se quedó paralizada señalando detrás mío. Donde, a unos cuantos metros se encontraba una mujer, con su cabello rubio trenzado, igual que la última vez que la había visto, hacía siglos.

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⏰ Última actualización: Jun 13, 2019 ⏰

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Los dioses del olimpo en la EscuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora