Año 1900 D.CEntre los obscuros y tenebrosos parajes del averno, el más hermoso llanto se dejó escuchar.
— La criatura ha nacido mi señor —se escuchó entre el alcázar infernal.
El sutil llanto lleno de bravura abarcó todo aquello del mundo sin ley de su creador.
El monarca se acercaba con distinción y gallardía, fascinando a todo aquél que se atreviera a si quiera mirarle.
— Mírala, ni si quiera el cielo está listo para recibirla. Ella será el cambio, ella será el final de todos los inmundos humanos
Sostuvo fuertemente a la hermosa criatura de ojos de fuego, su impresionante heredera.
Ni siquiera el Moira pudo aproximarse a la megalotímia de aquel ser.
Su padre la sostuvo con triunfo, con expectación. Ni siquiera la pena que le provocaba saber que su primogénita había cobrado un alto precio a la mujer que había amado le arrebataba la dicha. Él sabía, sabia que sostener a su sucesora en esos momentos ya era algo sin vuelta ni retorno, era inexorable.
La armonía le embargó, pues su estirpe sería la sentencia para toda la humanidad.
— Te presento a tu suprema, siervo. Eyra será su nombre, ella logrará la ascésis del inframundo a la tierra. Ella es el nacimiento de nuestra eternidad reinante.
El vasallo idolatró a aquella niña, que más que pertenecer a su mundo, parecía pertenecer al cielo empíreo. Su superioridad y belleza, eran celestiales.
Ella era el génesis de una nueva dinastía.
El genus que dejaría Eyra controlaría la tierra, se adueñaría de todo. Aquella reflexión sería la eudaímonia que el rey de los infiernos experimentaría en toda su existencia.
Eyra jamás pertenecería al mundo del olvido, pues el caos de su existencia corrompería incluso la cuna de la naturaleza del hombre.
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EL ÁNGEL DEL INFIERNO
FantasyEN PAUSA ⏸ Se encontraba ahí frente a él. Erguida, de pie y con porte digno como demandaba su estricta preparación para este momento. Avanzó hasta él para acabar con su vida pero, simplemente no pudo. Él respiró pesadamente, evidenciando un poco s...