capitulo IV

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El dios del miedo se encontraba en la parte más alta del templo de eros, y es que lo último que deseaba en esos momentos, eran aquellas preguntas que su hermano no dejaba de hacerle constantemente, porque se había cerrado ante él, pero desde que llegaron hace unas semana, todo se le había complicado, empezando con aquella azabache, que cada vez que lo miraba, sentía que su mundo se venía abajo, y deseaba con todas su fuerzas apoderarse de ella, y no dejarla nunca alejarse, sin contar aquellas miradas que le daba la rubia, cada que lo observaba, mirar a su amiga de una manera tan patética como lo hacía, pero él no quería ceder a aquellos deseos que tenía en lo más profundo de su ser, porque ella era su sobrina, y los dioses no pueden será tan crueles, por lo menos las moiras. Y no es como si fuese un gran pecado porque muchos dioses, se emparentaban los unos con los otros sin importarles sus lazos de sangre, un ejemplo claro era del rey de reyes al casarse con su misma hermana, a él no lo atormentaba aquello, bueno no tanto como quisiera, lo que lo atormentaba en esos momentos es que su sobrina quedara envuelta en toda esa vida que el llevaba, en tener que ser presentada ante el rey de dioses, y que se estuviese en vuelta en los castigos que daría el padre de padres, por haber sido escondida de su vista, la verdad todo era un gran problema, y por ello intentaba con todo su ser no ceder ante los deseos de su alma, sin contar la ira de afrodita, al saber que uno de sus hijos menos deseados, estaba detrás de su nieta

Observo atentamente hacia abajo, y se percató que hay estaba su mellizo junto a eros, no era muy difícil imaginar que estaba discutiendo, era la algo más que común entre ellos, las semanas que llevaban allí más se convencía que lo mejor era alejarse de ese lugar, que tendría que irse de allí, y alejar aquellas locas ideas que tenía cada que veía, a la azabache llegar al templo, de sus padres, a veces agradecía fuertemente que esta no viviese allí, ya que hubiese sido aún más difícil para el dios tenerla aún más cerca de lo generalmente la tenía, era más que seguro que aquello era un amor imposible, y es que su hermano mayor no lo permitiría, y mucho menos su cuñada, que cada vez era un peor esquivar aquella miradas inquisitiva que esta le daba, al parecer aquella ya se había dado cuenta, porque él no era tonto, también lo podía percibir en aquella chica, lo veía a kilómetros, sabía que ella se sentía igual que él, y por aquella razón tenía que irse de allí, lo más pronto posible, antes de que su cuñada sacara de alma de su cuerpo, y lo llevara al tártaro, para que fuese castigado por su tío hades, eso no lo deseaba ni en mil años, aunque ya una vez había ido al tártaro, y fue todo lo contrario a lo que pensó, al llegar allí, y ser recibida, por una Perséfone aburrida, y hades ocupado, al que disfruto charlar con aquella hermosa mujer, y hablar con su tío de estrategias de guerra, no entendía por que el odio hacia su tío hades, este para él era un gran dios, uno de los mejores ante sus ojos, sin contar a Perséfone, algo incomprendida, pero una mujer muy hermosa, y talentosa, pero lo mejor era hacer lo que su cordura le decía, y sabía que su hermano lo apoyaría, sin dudar, y eso lo agradecía

--me imagine que estarías aquí, ¿qué ocurre hermano? Cada día me preocupas más, estás más cayado, y distraído desde que llegamos, ¿es por lo que pienso...? –- el dios del dolor interrumpió, lo pensamientos de aquella alma en desgracia, que lo único que pudo hacer internamente por haberlo hecho, ya que si seguía de esa manera se volvería completamente loco, porque al parecer no necesita ir al tártaro para ser atormentado, ya que él se estaba encargado de ello, al pensar una y otra vez cuál sería su próximo paso a seguir

- -sabes bien que ocurre hermano... tu más que nadie es capaz de saber cuáles son mis sentimientos, y los agobios de mi corazón... ayúdame hermano... ayúdame a que esto acabe por favor, apenas han pasado semanas y ya siento que voy a enloquecer, porque mi cordura dice que estoy en error, y mi corazón y alma gritan que me arriesgue, que la ame, que no la deje ir, porque no habrá nadie más, por lo dioses me siento como un maniaco, hades... acaso es una castigo hermano... al parecer me castigan por cada guerra, y cada soldado caído por mis manos...-- su hermano al escuchar sus palabras y desespero, no supo que decir en ese instante, y es que se sentía tan culpable, si él se hubiese opuesto aquel viaje al mundo mortal, su hermano no estuviese de esa manera, el estuviese bien... algo aburrido sin duda, pero al menos no estuviese con aquel desespero que tenía en ese momento, la verdad era que jungkook nunca había visto a su hermano de esa manera, él nunca había tenido que lidiar con un jimin lleno de desespero y agobio, su hermano, siempre se caracterizaba por ser alguien lleno de pensamientos claros, y palabras concisas, no era un dios lleno de desespero, y que se dejaba llevar por su poder, pero allí estaba un dios, completamente diferente, al que él había visto toda su larga vida, un dios castigado por el mismo, y las moiras, en darle un destino tan cruel y lastimero

Dioses En Busca De Amor -Saga Paranormal (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora