Seducción

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Amante de la hermosura. También es artista quien comprende la belleza.

Cada hermosa curvatura es una razón para ignorar el punzante deber de sobriedad.

La belleza me emborracha; una dulce voz que me arrulle por las noches, preciosos cabellos que cubran mis desnudas manos, ojos dulces. Bella la mujer capaz de tentar a este artista itinerante.

 

Te observo caminar, con gracia tu andar me hace sonreír. La próxima víctima de mi sobria mente.

Rizos ambarinos acarician tu espalda.

Siento un leve mareo al ver sonreír tu perfil, sin duda alguna esta será una ebria velada de tu hermosura.

Trémulo mi andar hacia la que promete ser mi insania dueña al final de mi copa.

 

Mirada dulce con brillo travieso.

Me invitas sonriente a terminar mi avance.

Mis labios componen un afónico saludo y tú, ocultas el bochorno de nuestro eléctrico encuentro tras tus largas pestañas.

Me acerco a tu aroma, sosegado por tu hechizante ‘’no sé que’’. Porque eso es lo que tienes, una belleza desconocida que no sabría interpretar de otra manera que sensual, en un envoltorio de perfecta inocencia.

Solo una palabra que escape de tu boca, será suficiente tortura para pasar el ardiente licor de tu ser por mis labios.

Tu falda se agita, besa tus muslos. Mi sentir se refrena, mi mirada se ensombrece, la libido me crece.

Ebrio de ti, borracho del deseo.

 

Desaparece tu acaramelada sonrisa.

Comienza el juego.

De deseo es tu sonrisa, eso me lo dice el hoyuelo de tu mejilla.

La fascinación me embriaga y escucho a tus ojos esmeraldas pronunciar mi nombre clamando a mi locura que abandone mi cuerpo.

 

Mi cabeza, mareada, arma el rompecabezas,

y es cuando comprendo el peligro de tus juegos…

 

-Son tus juegos de seducción, mi mayor destrucción. –Te digo acortando la distancia de tus labios a los míos. Humedeces tu rosada carne con tu peligrosa lengua causando el mayor estrago que en mi experiencia he soportado.

Tu media sonrisa es la invitación perfecta a que mi concupiscencia ataque tu indecorosa esencia.

******

Tengo la capacidad de hacer que la gente al mirarme desee escucharme hablar.

Mis palabras son como el canto inocente de una sirena seductora. Se mezcla mi voz en tu dormido subconsciente.

Despierto el deseo. Duermo el buen juicio.

Mi mirada te marea y te nubla la realidad.

Soy como una bruma espesa de potente deseo.

 

Te confundo.

No comprendes, que detrás de mis ojos avellana no hay ningún almíbar.

Detrás de la curva que dibujan mis sonrientes labios, solo hay una fina lengua que le encanta el sabor de un elegante batiburrillo.

Anhelas mi risa escuchar, peligroso tu creciente anhelo.

Te aseguro que si me haces reír tus oídos firmaran por ti, la venta impoluta de tu alma impura a esta ninfa de las sombras que desea juguetear con la mente de algún marinero más de las calles de esta manchada sociedad.

 

Me divierte ver como pierdes la cordura.

Ante mi sola presencia te hago temblar,

desvías tu mirada de la mía cuando quiero observar tus negruzcos luceros.

 

Una gota fría traza un camino bordeando tus cabellos.

Acabas la botella; de la libido al miedo vas, y regresas de nuevo con curiosidad.

Sostienes mis labios con tus ojos, titubeas nervioso y me preparo para de tu alma ser dueña.

Enloquezco tus sentidos, pero eso soy:

‘’Sensual inocencia.

 Del más cándido obtengo mi carente pureza.’’

Seducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora