Mis planes fallaron. Matt no quiso encargarse del campamento, decía que era demasiado trabajo para él y que nunca sería capaz de llevarlo como lo había hecho yo hasta ahora. Era comprensible, yo en su lugar también habría rechazado el ofrecimiento.
Salí al jardín y miré el edificio. La verdad es que nunca sería consciente de aquello. De haber hecho un sueño mio realidad, de haber llegado hasta allí. Hoy era el último día de los campistas aquí, estaban en sus cuartos recogiendo sus cosas y charlando por última vez.
La noche anterior los reuní a todos para que me contaran sus progresos, como se sentían y si habían logrado superar esos obstáculos que les impedían disfrutar de la vida al 100%. A todos se les veía felices, riéndose, gastando bromas. Hubo un momento de todo aquello que se me quedó grabado en la mente: "¿Podremos venir el año que viene?"
El año que viene... ¡ojalá! Obviamente no les había anunciado lo que sucedería en un futuro, les tenía cariño pero no veía necesario el hecho de contárselo. A parte, esa noche de risas y diversión no quería cortarlo.
-¿Ya tienes alguna oferta?-preguntó Matt poniéndose a mi lado.
-Aún no, pero dicen que estos terrenos se suelen vender rápidos.
Por un lado quería pensar que tardaría en venderlo, quería seguir teniendo estas tierras en mi propiedad, sentir esto mío.
-¿Y has pensado a dónde vas a ir?-volvió a preguntarme.
-Tenía pensado en viajar a Praga, o alrededores. ¡Ya veremos!
La voz de mi hermano transmitía tristeza, y lo comprendía. Él trabaja aquí, ¿ahora dónde lo haría? Le dejé caer varias veces que nunca era tarde para empezar una carrera y estudiar, por ejemplo, de maestro. Me dijo que a él no se le daba bien eso, que prefería seguir trabajando en campamentos haciendo excursiones y todo eso, y es más, había encontrado ya uno donde posiblemente pudiese trabajar. Se llama OutDoors y no se encontraba tan lejos de aquí.
-Oye.-esta vez fui yo la que intenté llamar su atención.-¿Podrías cuidar de Purpurina?
Rió.
-Claro. Pero no sé si se llevará bien con el mío.
-¿Al final lo recogiste?
-Aún no, pero tengo pensado en hacerlo hoy.
Sonreí.
Ya se estaba empezando a escuchar el ruido del motor del autobús, estaba llegando. La puerta se comenzó a abrir, e inmediatamente fui a avisar a los campistas.
Subí las escaleras lo más rápido que pude y, en vez de ir habitación por habitación, grité a pleno pulmón:
-¡CHICOOOOS, EL AUTOBÚS HA LLEGADO! ¡IR BAJANDOOOO!
Nada más decir esto último, las primeras puertas empezaron a abrirse. Volví a bajar corriendo y los esperé en la puertas del autocar. Quería despedirme de cada uno y recordar que todos valían mucho.
-¡Os voy a echar mucho de menos!-exclamé antes de que las puertas del autobús se cerrasen. El motor volvió a ponerse en marcha y, después de unas cuantas marcha atrás, pusieron rumbo a la ciudad.
Las puertas del campamento se cerraron por última vez. No pude contener las lágrimas y rompí a llorar. Había ocurrido tantas cosas esos años en los que el campamento llevaba abierto... que me costaba aceptar que habían acabado.
Todos los trabajadores de allí, nos unimos en un abrazo gigante, de familia. Los iba a echar muchísimo de menos, y ellos lo sabían.
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1,2,3... ¡Quiérete!
Teen FictionDesde bien pequeña me gustaba ayudar a las personas, sobretodo dándoles consejos para quererse a uno mismo. Sabía que de mayor quería trabajar haciendo esto y decidí abrir un campamento. No es un campamento normal, en el cual haces actividades todos...