Capítulo 28. Dulce amargo

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Entrelacé mis dedos con los de DongHae pues el carmín de sus mejillas se elevó hasta provocar una risa mía de total satisfacción. ¿Es que cómo podía controlarme? Aún si pensaba que yo actuaba como un total igualado que se la pasaba sonriendo cada vez que él tenía esos ataques de nerviosismo y vergüenza, no era culpa mía. Era siempre él. Él y su maldita delicadeza hasta para dirigirse a mí.




Besé su mejilla provocándole encoger los hombros en medio de una ansiosa tensión en sus labios que casi me hace pensar si se trataba de una sonrisa. 





—El baño ya está libre por si quieren ir —escuchamos a nuestro costado. DongHae pareció abandonar la diminuta ensoñación donde sus pestañas se movieron rápido conquistándome nuevamente. Me alejé para quedar recargado otra vez sobre la silla y mirar la expresión juguetona de Heechul.





Quise besar el rostro de DongHae para comprobar que, en efecto, se sentía tan cálido como advertía el tono de sus pómulos. Pero no podía simplemente ir a por todo cuando él se perfilaba entre risas ansiosas que quisieron cambiar el rumbo de los pensamientos de Hee y Siwon. La reunión terminaba y, tal como lo predije, pude llevarme una buena impresión de ambos.




—Gracias por la cena. De verdad, ha sido un gusto conocerles. Espero podamos repetirlo de nuevo en casa. Algo más familiar —DongHae asintió a mis palabras recobrándose pronto.




—Prepararémos algo delicioso para ustedes. Ya mejoré mucho en la cocina, ¿verdad? —buscó mi mirada e intencionalmente desvié el rostro rascándome el cuello en aparente incomodidad. Esto hizo que Hee y Siwon rieran y yo me ganara un golpe de DongHae en el brazo. Terminé por sonreír para buscar su mano de nueva cuenta.




—Mejoró —concluí sonriendo y cediendo a su molestia. Siwon le puso el saco a Hee apenas salimos del restaurante para buscar los autos. Ya oscurecía. El espectáculo en aquel lugar era mejor a esas horas. Los largos ventanales alumbraban los alrededores debido a la lujosa decoración.




—Pongámonos de acuerdo entonces. Me encantará continuar nuestra platica si es que se presenta la ocasión —los cuatro nos despedimos entre apretones de mano y abrazos que DongHae regalaba como si fueran dulces en carnaval. Se notaba el aprecio que le tenían y, aun cuando me incomodó ver el cariño con el que lo trataba Siwon al inicio, admito que después se sintió como si estuviera con el padre postizo de Lee. 




Ese que, por supuesto, no tenía nada que ver con el real.




DongHae entró al auto antes de que pudiera abrirle la puerta. En cuanto lo encendí suspiró dejándose caer sobre el respaldo.




—¿Cansado? —.




—Mucho. Tenía miedo de que no te agradaran —me hizo gracia pensar que DongHae, aunque fuera de forma implícita, también sentía una cierta paternidad por parte de los ya mencionados. Se le veía más ansioso que en las pocas y casi inexistentes ocasiones que me encontré con sus padres.




—Duerme mientras llegamos a casa. Yo te despierto —.




—¿Y si hago que te dé sueño? —llegando al semáforo me incliné para jalar la palanca que haría retroceder el asiento de DongHae. Estando así no pudo negarse pues ya acomodaba automáticamente el cuerpo para cerrar los ojos.


Por lo que pude ver la cena le gustó bastante. Siwon hizo una buena elección.  Aunque seguramente el vino fue lo que provocó el sueño de Hae.



Matemos a cupido [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora