5. Los dulces

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A la mañana siguiente llegó a la casa, el señor misterioso y....
Le pegó a mamá por haberse escabullido y no haberlo defendido.
- ¡Ese qué se cree!, ni que fuera un bebé ó algo que valga la pena defenderlo, escabullo por ustedes par de tontos- dije susurrando mientras escuchaba por la puerta sin que me vieran.
- ¿Y en dónde se encuentra ese pedazo de basura?- dijo alegre y malvadamente.
Mamá dijo que no sabía donde me encontraba, en ese instante el señor misterioso se quitó el cinto y fue a buscarme.
- ¡Pequeño mocoso ven aquí!, ¿dónde estás?- dijo en un tono alto y amargado.
Me escondí para que no me pegara como en otras ocasiones y me metí en un tinaco sin agua porque no se cansaría fácilmente hasta encontrarme y desahogar su coraje conmigo hasta que horas después cerre los ojos y me perdí.
-Te encontre pequeño pedazo de basura, esta vez me divertire mucho- dijo satisfactoriamente.
- ¡NO, NO, NO!, ¡suelteme, no hice nada malo!- dije gritando y llorando.
- No es que hagas algo malo, es el hecho de haber nacido, ¡eres un estorbo y una carga!- me dijo susurrando.
Recuerdo aquellas marcas y moretones en mi cuerpo.
.....
Desperté asustado pero me lástima la luz del sol, voy a revisar como esta mamá.
Para mi sorpresa estaba dormida en su cama, que alivio así que le di un beso y me fuí a ayudar para conseguir algo que comer para mí y para mamá.
Todos estaban decorando sus jardines y calabazas con caras chistosas, lo que me gusto mucho ya que le ayudaba a la gente a decorar y acomodar sus decoraciones, al terminar me daban dinero y me regalaban unos dulces o merienda, con eso me sentía muy agradecido y me dió ganas de llorar por habermelo ofrecido a lo que les agradecí enormeme.
Regresaba a casa cada vez que me daban dulces y dejé algo de comer, a lo que puse en una nota:
'Mamá te dejó lo que me dan por mis esfuerzos, no es mucho pero para que comas ya que no hay mandado en la alacena, regreso más tarde, te quiere tu hijo Bi"
Seguí ayudando a las demás personas hasta que me hablo una voz conocida.
Era mi padre, a lo que yo fuí a regañadientes y esperé a que hablará.
- Mira hijo, yo sé que los abandone y no me encargue de ustedes cuando más me necesitaban pero, tenía mis razones algún día encontraras la respuesta en tu habitación, así que te pido que me perdones por lo que hice, y no sé sí me entenderás, pero quiero decirte que no sabía qué tu madre te tendría hasta que me lo dijo cuando cumplistes 2 años, me iré lejos ya que no soportó a tu madre con el señor panzón, es una mala compañía, por eso y otras cosas que no te puedo decir en el momento.
Me agarré a golpes con él pero te preguntare algo antes de retirarme, ¿quieres venir conmigo y salir adelante?- me dijo muy preocupado y animado a su vez.
- Pero y ¿mamá?, ¿quién la cuidara?- le dije muy triste.
- ¡Déjala, ella quiso elegir ese camino entonces que se valla al demonio!- dijo enojadamente.
- ¡No! y esa es mi respuesta absoluta-.
Sin más que decir se retiró.
En mi mente pensaba que no lo necesito, ya qué siempre estuvo ausente y rara vez lo miraba, pero a su vez me quedé pensando en lo que me dijo.
Me olvidé de ello ya que tenía que seguirle ayudando a una viejita, que con sus paso parecía que nunca terminaría con sus arreglos. Terminé de ayudarle y me dió unos dolares y unos dulces que guardaba en su bolsa ( mientras los mire curiosamente observé un botón, unos pelos, unos centavos y pelusa), así que me los guardé en mí bolsa del pantalón, ya que seria pecado tirarlos, pero en el momento en que me dirigía a casa con el dinero, alguien me tomó del hombro......

¿Otra vez?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora