Capítulo VIII: I Would Like To Tell You the Truth, But I'm Scared

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Los días del celo de Izuku terminaron con completa normalidad. Katsuki había pedido permiso en su trabajo para faltar durante todo el tiempo que duraría el celo del pecoso. Ahora ambos se encontraban limpiando el lugar, puesto que hicieron un gran desastre. Los arañazos en los muebles eran evidencia de todo, cosa que provocaba que Izuku se sonrojara siempre que las veía pues le recordaba todo lo que había hecho con el rubio.

A la hora del almuerzo ya estaba todo tranquilo. Habían terminado de limpiar y por supuesto, tenían hambre.

El calor infernal de ese día era tanto que hacía que Katsuki merodeara por toda la casa sin camisa, haciendo notar el sin fin de arañazos que Izuku le había dejado, al igual que las mordidas y chupetones por todos lados. El peliverde procuraba no verlas, pero era imposible porque no había ningún lugar en su cuerpo dónde no hubieran marcas.

Cuando se sentaron a comer estuvieron en silencio, hasta que Katsuki le hizo una pregunta a Izuku.

—¿Qué más te hacía ese bastardo? —El peliverde, asombrado, sabía perfectamente de quién hablaba.

—E-eso ya te lo conté, Kacchan. Eso es todo. —Respondió sin levantar la mirada.

—Claro que no. Eso no era todo. Lo sé. —El rubio estaba decidido a hacer que Izuku le dijera todo. —La manera en la que te veía no era buena. Y lo que estaba a punto de hacer antes de que nos largáramos de ahí fue aún peor. —El pecoso suspiró, temiendo que Katsuki pudiera hacerle daño por no contarle. Eso era algo que le sucedía muy seguido.

—P-pues... Él decía que estaba enamorado de mi...

—¿Enamorado? Si lo hubiera estado realmente no te hubiera obligado a prostituirte.

—Pues... Por eso lo hacía, realmente...

—¿A qué te refieres? —El Alfa lucía molesto.

—A Shinso n-no le gustan los Omegas vírgenes. Decía que prefería más a los que ya habían pasado por muchos Alfas porque eran más fáciles...

—¿No dijiste que él fue quien te quitó tu virginidad?

—S-sí... Yo estaba en mi etapa de celo... C-creo que por eso me tomó, porque no sabía que lo era y s-sólo emanaba mis feromonas...

—Los Omegas vírgenes tienen un olor diferente al de los que ya no lo son.

—R-realmente no sé sus razones. Simplemente dijo eso una vez...

—¿Qué hay con los demás Omegas?

—C-creo que estaban en las mismas condiciones que yo... A excepción de dos. Ellas estaban por su cuenta ahí...

—¿Te pagaban?

—S-sí... El "cliente" dejaba el dinero y yo tenía que dárselo a Shinso. A veces me daban quinientos dólares, incluso mil, pero Shinso se quedaba con todo y con suerte sólo me daba veinte dólares. También dependía de cuántos había recibido en el día.

—¿Solamente eso?

—E-el departamento en el que vivía lo consiguió Shinso. C-claro que lo consiguió para mí, pero yo tenía que hacerme cargo de todo el pago de la renta.

—¿Cuánto dinero pagabas de renta?

—Doscientos dólares... Sin contar los servicios de agua y electricidad más mi alimentación...

—Apenas y sobrevivías...

—A-algo así...

—¿Cuánto crees que ganabas en el mes?

—A-ahorraba todo lo posible. Habían días en los que no comía absolutamente nada por guardar el dinero y no tener que correr el riesgo de que me echaran... Creo que lograba tener exactos los cuatrocientos de la renta y tal vez un poco más con lo que pagaba los servicios extra... Si tenía suerte tenía suficiente como para comprar algo para comer...

—Ese bastardo... ¿Algo más?

—N-no... —Decía aún sin levantar la mirada. —Pero extrañaré a alguien de todos ellos.

—¿Ah, si? ¿A quién?

—A las únicas amigas que tuve. Ellas me apoyaron mucho porque sabían lo que había pasado, ya que a ellas les pasó algo similar. Una de ellas no lo vivió ella en carne propia pero le afectó mucho. Ella es Tsuyu Asui. Es muy amable. Y la otra chica, Ochako Uraraka. Ella pasó varias cosas, pero no le gustaba hablar de ello. Lo único que sabía era que tenía varias cicatrices por todo el cuerpo, sobre todo en el abdomen donde tenía muchas más, así que ne hacía la idea de lo que le pudo pasar. A veces, según lo que me contaban, terminaba desmayado, pero, a pesar de que después recibía un castigo muy duro, me sacaban de la habitación, me limpiaban y me mantenían fuera de todos ellos. Me cuidaban mucho. Más que nada Tsuyu. Creo que algo así pasaba con su hermanito...

—¿Su hermanito?

—Sí... Su hermano menor fue abusado, y fue tan grave que murió.

—Oh, lo siento.

—No es nada. A veces pienso que fui muy afortunado al no haber terminado de la misma manera.

—Lo eres, Deku. —El rubio lo miró con cierta tristeza, pues se imaginaba lo que tuvo que pasar. El ser Alfa tenía sus ventajas. Y él las usaría para cuidar de su pequeño Omega. —¿Hay algo más que quieras decirme?

—N-no... —Dicho esto Izuku recordó algo, que se reflejó e hizo que Katsuki lo supiera.

—¿Sucede algo?

—N-no, no es nada.

Claro que sí era algo. Y algo muy grave.

—Dime... Si tenías oportunidad de irte de ahí... ¿Por qué no lo hiciste?

—N-necesitaba el dinero. No tenía a  nadie a quien recurrir. Acepto que no me agradaba la idea de ser tocado por desconocidos, y más cuando eso era lo único que querían, pero realmente era necesario. Aunque buscara un buen trabajo, o incluso si era el peor de todos, no me hubieran aceptado simplemente por ser un Omega. Me siento sucio por ello pero, creo que era la única opción que tenía. O de lo contrario, lo único que podía hacer era quedarme en la calle esperando a que muriera lentamente.

—¿Sólo fue por dinero fácil?

—N-no me gusta llamarlo así. Realmente no quería, pero las circunstancias lo hicieron así. Me odio por no haber salido antes y buscar algo mejor. Creo que ahora que lo sabes, te doy asco. Soy sólo un Omega al que fácilmente puedes reemplazar, además que ya me tocaron otras personas.

—Claro que no, Deku. Es más, estoy feliz por haberte salvado de ahí. No tienes por qué regresar. No lo harás nunca. Prometo que te cuidaré. No me das asco. Tampoco puedo reemplazarte. Porque eres el Omega al que llevé a la enfermería por su celo cuando era estudiante. Eres el primer Omega con el que hablé. Has sido el único por el que me he preocupado tanto. Además, eres único. Todo en ti es único: tus pecas, tu cabello, tus ojos, tu aroma, tu cuerpo. Es algo que nunca podré reemplazar. Eres mi destinado.

—Kacchan... —Dijo al borde de las lágrimas.

Lamentaba haberlo engañado.

Realmente Izuku se había quedado con él durante su celo porque así estaría un poco más seguro. Durante su celo corría más el riesgo de que le sucediera algo malo, así que decidió esperar a que terminara. También lamentaba haber usado a Katsuki y haber hecho que gastara mucho al comprarle tanta ropa y demás, pero necesitaba... No; tenía que regresar a ese lugar tan horrible, puesto que si no, algo peor podría causarle. Aún recuerda las palabras que Shinso le había dicho al llegar al lugar.

—Escucha, imbécil. ¡Si te atreves a intentar huir de aquí, o si lo logras, te mataré! No importa si estás sólo o acompañado, te encontraré y te mataré. ¡A tí y a cualquiera que se interfiera! ¡¿Entendiste?! —Le gritaba mientras apuntaba con un arma a su frente.

—¡Entiendo! —Decía entre lágrimas.

Tanto Katsuki y él corrían peligro, pero no podía dejar que se enterara, o si no las cosas serían peor.

Lo haría solo, sin perjudicar a nadie.

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