El secreto de Miguel (Hiroguel)

Capítulo III

Estaban a solas, se dijo Miguel, sintiendo un escalofrío.

Todos habían vuelto al jardín, a disfrutar de la fiesta. Hiro habia enviado a Karmi afuera también, ordenandole que fuera a ver cómo estaban las rosas, y Karmi había ido, aunque refunfuñando. Hacia falta ser ciego para no darse cuenta de que Karmi estaba interesada en Hiro, calivo Miguel. ¿Y quien podia culparla?

Miguel no se habia recuperado del shock y, para colmó, se añadía el resurgir de su antigua atracción por Hiro. Estaba guapísimo. ¡Imponente! Era el hombre que lo habia amado y aquien Miguel habia amado.

Y Miguel sabia que seguía amandolo. Nunca habia amado a nadie como a Hiro. Pero no era momento de mostrarse débil. Debia mantener compostura a toda costa.

-Puedo volver caminando a mi casa-dijo Miguel en un tembloroso susurro-No tienes que acompañarme

-¿No?

Su tono cortante le llego al alma a Miguel. ¡Cielos!, se dijo, sabiendo lo que se avecinaba.

-Es mío, ¿verdad?-preguntó Hiro, agarrandolo del brazo con tono implacable.

Miguel no estaba preparado para aquello. Deseo consolarlo. Tocarlo. Se sintió acongojado, culpable. El corazón le latia a toda velocidad. Tenia que evitar el tema. Necesitaba tiempo para pensar.

-No sé de que estas hablando, Hiro-dijo el menor apartando mirada.

-¿Por eso estás temblando de la cabeza a los pies? Marco es mio. Hijo mio, no de Leo.

-¿Estás loco?-dijo con voz temblorosa, alarmada.

-¡Demonios!-exclamó Hiro con tono duro-No intentes confundirme, Miguel. Tiene mis ojos. Mi nariz. Mi barbilla y mi Boca.

"Y tu hermosa sonrisa. Y tu costumbre de echarse el pelo hacia atrás con impaciencia", penso Miguel.

-Cada vez, va a parecerse más a mi-dijo apretando los dientes-¿Qué vas a hacer entonces?

-Hiro, por favor-rogo Miguel.

Hiro intentó contenerse para no dejarse caer en la belleza de Miguel, para no estrecharlo contra su pecho.

-¿Cómo has podido hacerlo, Miguel? Es imperdonable. Marco no es hijo de Leo.

-¡Por favor, Hiro callate!-grito Miguel y cerro lo ojos. La cabeza le estaba empezando a dar vueltas.

-Decidiste echarme de tu vida y de tu corazón-le acuso-Sabes que es asi. ¡Por todos los santos! Tu matrimonio fue una mentira. Y el pobre de Leo siempre estuvo loco por ti. ¿Sabía que el niño no era suyo?

-¿Como hiba a saberlo?-replico Miguel, sintiéndose atormentado por la culpa y dolor-Ni yo lo sabia.

-¿Que?¿Quieres decir que te acostaste con nosotros dos a la vez?-inquirió Hiro-No me lo digas. Mejor no quiero saberlo.

-No fue como tú crees, Hito. Yo te habia perdido, para sirmpre.

-Estas mintiendo otra vez. Tu sabias que te queria. Pero tenía que hacer algo con mi vida, quería tener algo que ofrecerte, lo unico que necesitaba era un poco de tiempo. Te lo dije y crei que lo entendias. Pero no, te casaste con Leo en un abrir y cerrar los ojos. Como no lo vi venir, Leo era el niño de oro del pueblo y yo solo era un simple bastardo.

Hiro estaba furioso. No habia estado preparado para aquello. Se había enterado de que Leo y Miguel habían tenido un hijo. Había sufrido por ello el dolor de la traición y de la pérdida, casi se habia vuelto loco de tan solo pensarlo. Dia tras dia y noche tras noche, habia tenido que en frentarse a sus fantasmas. Miguel y Leo. Sin embargo, no habia podido ni imaginar la desgarradora verdad. Marco no era hijo de Leo. Era suyo.