El secreto de Miguel (Hiroguel)

Capitulo IX

Después de que Luisa se hubiera ido, padre e hijo regresaron al salón, apesadumbrados.

-Es culpa mía-dijo Miguel.

-Claro que no-protestó su padre-¿De veras me casé con esa mujer?¿Qué crees que le molesta más? ¿Que vayas a casarte con Hamada?¿Que sea el padre de Marco? ¿O que te acostaras también con el pobre de Leo? Ella siempre estuvo de lado de Leo, ya lo sabes. Creyó la versión de Leo y no la tuya. Hiro nunca se defendió.

-No tenía que hacerlo, papá. Hiro fue una víctima inocente. Solo estuve con Leo una vez antes de casarnos-señaló el. Se sentía realmente mal. ¿Quizá estuviera sufriendo estrés postraumático? Era común que pasarán cosas terribles y se guardaran en secreto. Toda clase de abusos. Quizá, debería tomar papel y lápiz y escribir《violación》con letras mayúsculas...

-¡Qué mala suerte! Los donceles siempre pagan el precio, ¿no es asi? No estuvimos a tu lado para ayudarte Miguel. Y eras tan joven...

Miguel no podía seguir hablando del tema. Si hubiera podido contar con su madre en esos momentos, todo habría sido diferente.

Miguel giro la cabeza,como si temiera que su hijo apareciera repentinamente.

-Es raro que Marco no haya bajado-dijo Miguel con gesto de extrañeza-Tiene que haber visto alejarse el coche de su abuela.

-Le dijimos que se quedara en su habitaciòn. Es un buen chico y muy intuitivo. Sabía que íbamos a tener problemas. A Luisa le da igual cuántas bajas haya en su propia guerra personal.

-Lo siento mucho,papá

-¡Oh, por el amor del cielo,Miguel! Somos tus padres quienes deberiamos sentirlo. Lo has pasado muy mal. Sobre todo, porque te fallamos, tu madre y yo. Fallamos a los Hamadas. Fallamos a Leo. Debimos haberle obligado a retirar sus acusaciones falsas. Es increíble que sigas queriéndome a pesar de todo.

¿Es posible dejar de amar a un padre?, se dijo Miguel.

-¡Claro que te quiero!-exclamo el joven Rivera y se puso de pie para abrazar a su padre-Voy a ver a Marco, luego prepararé café.

Enrique se puso de pie también. En apariencia,estaba clamado, pero en su interior estaba lleno de arrepentimiento por su propio comportamiento y por la falta de compasión de su ex mujer.

-¿Has oído cómo nos ha hablado esa mujer?-rugió Enrique-Te diré una cosa: no permitiré que vuelva entrar en esta casa.

-Intenta no pensarlo,papá-le aconsejó Miguel-Después de que muriera Coco, mamá fue incapaz de querer a nadie más. Yo la veo como a alguien enfermo.

-No sé si alguna vez ha sido capaz de querer.
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Estaba todo muy silencioso cuando Miguel llamó a la puerta del dormitorio de su hijo.

-Marco,soy yo. Puedes salir ya,cariño. Siento que hayamos tardado tanto.

Miguel esperó que el niño saliera de su cuarto con cientos de preguntas. Los niños inteligentes tenían muchas ventajas. También sufrían desventajas. Se daban cuenta de demasiadas cosas, demasiado pronto. Pero Marco no salía. ¿Quizá se había dormido?.

-¿Marco?-llamó Miguel de nuevo  y, al no recibir respuesta,abrió la puerta.

La habitación estaba vacía. Miguel se quedó sin aliento. Tenía que estar en el baño del pasillo, pensó. Quizá, no se encontrara bien. Esperaba que no fuera eso. Habia pensado que los vómitos de la noche anterior habían sido sólo pasajeros.